Se convertiría pronto en la primera dama del mundo
Se llama Peng Liyuan, aunque en China la conocen cariñosamente como Mamá Peng. Soprano e icono fashion, la mujer del presidente Xi Jinping y primera dama china lo tiene todo para convertirse en uno de los grandes personajes de este año, más aún después de que su país superó la amenaza del coronavirus.
En el plano económico, algunos economistas prevén que China se convertirá en los próximos meses en la primera gran potencia, por encima de los EE.UU., lo que convertiría a Mamá Peng en la primera dama mundial.
Por esta razón, es necesario empezar a conocerla. Si por algo ha destacado Liyuan es por ser una primera dama con voz y papel público, a diferencia de sus antecesoras. Quizás el hecho de ser ya famosa antes de conocer a su marido, sumado a su currículo, la ha convertido en una de las mujeres más importantes del gigante asiático.
Nada más cumplir su mayoría de edad, se alistó en el Ejército de Liberación Popular. Conscientes de su gran voz, sus superiores le encargaron dar conciertos para animar al resto de soldados, algo que le valió el rango de mayor general.
No fue amor a primera vista
Fue en 1986 cuando conoció a través de un amigo común al hoy presidente Xi Jinping, diez años mayor que ella y con un primer matrimonio fallido con la hija de un diplomático, porque ella deseaba irse a vivir al extranjero y él no quería poner en peligro su carrera política.
Lo suyo no fue un flechazo. Peng tenía ciertos recelos al ser Xi hijo de un antiguo revolucionario. “Fui con pantalones militares gastados. A ver cuánto le gustaba”, contó posteriormente la propia Liyuan.
Pero el amor triunfó. Y Peng pasó de pensar que Xi era “rudo y viejo” a “muy inteligente, aunque poco sofisticado”. Un año después de su primer encuentro, se dieron el 'sí, quiero'.
De esa unión nació la única hija del matrimonio, Xi Mingze, de 25 años, quien ha estudiado en Harvard. El suyo no fue un matrimonio al uso, ya que tan solo cuatro días después de sus nupcias, la pareja empezó a llevar vidas separadas, ella residiendo en Pekín y él en el sur de país, una situación que se prolongó casi 20 años.