Satélites privados impulsan al sector público en la lucha contra el cambio climático
El espacio se ha convertido en un frente crucial en la lucha contra el cambio climático. El seguimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero es una colaboración fructífera entre agencias espaciales públicas y empresas privadas. Por ejemplo, la empresa canadiense GHGSat utiliza satélites para detectar fugas de metano en yacimientos de petróleo y gas. Otras compañías, como Absolut Sensing y Kayrros, también están incursionando en este campo. Aunque las agencias gubernamentales siguen siendo fundamentales, las asociaciones público-privadas están desempeñando un papel importante.
Las agencias espaciales, como Copernicus de la Unión Europea y la NASA, están lanzando nuevas misiones y desplegando satélites para realizar mediciones más precisas. Estos avances tecnológicos permiten medir lo que antes se consideraba imposible. Además de las misiones científicas, los satélites meteorológicos recopilan datos cruciales que ayudan a comprender los cambios climáticos globales y mejorar los modelos científicos.
Estas tecnologías satelitales también pueden contribuir a la adaptación y mitigación del cambio climático. Por ejemplo, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) colabora con el sector privado para recopilar información sobre la humedad y temperatura atmosférica. Mejores previsiones basadas en estos datos pueden ayudar a mitigar el impacto de desastres naturales.
Según un informe, si se adoptaran universalmente las tecnologías satelitales actuales, podrían reducirse las emisiones de carbono en 5,5 gigatoneladas, cuadruplicando las reducciones actuales. Estas tecnologías podrían ayudar a descarbonizar sectores como la aviación y la navegación mediante la optimización de rutas y la gestión del tráfico aéreo.
En resumen, el espacio desempeña un papel esencial en la lucha contra el cambio climático. La colaboración entre agencias espaciales y empresas privadas, el seguimiento de emisiones, las misiones científicas y los satélites meteorológicos están proporcionando datos cruciales y posibilitando mejores previsiones para adaptarse y mitigar el cambio climático. El uso generalizado de estas tecnologías satelitales podría lograr reducciones significativas de emisiones.