22/05/2024 / Exitosa Noticias / Mundo / Actualizado al 22/05/2024
Un absoluto horror ha generado el asesinato de una familia a manos de un niño en Brasil. El menor acabó con la vida de sus convivientes porque sus padres le quitaron acceso a su celular como una forma de castigo.
Lo más escalofriante fue cuando el menor de 16 años relató ante las autoridades que pasó un fin de semana solo en su casa junto a los cadáveres de sus parientes.
En su defensa, el acusado por este brutal crimen alegó que sus padres lo llamaban "vagabundo" y abusaban de él constantemente, por lo que "se cansó" de ser maltratado.
Como parte de un plan, el adolescente robó el arma que utilizaba su padre, que trabajaba en la Guardia Municipal, para cometer su atroz crimen.
Un caso de terror
Según el reporte policial, el principal ataque ocurrió cuando Isác Tavares, padre del menor, regresó de recoger a la hermana del mismo a su escuela. Una vez ingresó a su vivienda, recibió un disparo de parte del adolescente.
La peor parte llegó luego, cuando su hermana Letícia, al percatarse del gran ruido que provenía de la puerta de la casa, se acercó, solo para recibir un disparo en la cabeza.
Esto no quedó allí, pues un par de horas después, Solange Aparecida Gomes, madre del joven, volvió a casa. Si bien se percató de la presencia de los cadáveres y se dispuso a denunciar el hecho, fue rápidamente eliminada por el asesino.
Incluso, y sin ningún motivo aparente, el menor habría acuchillado en reiteradas ocasiones el cuerpo sin vida de la mujer los días siguientes a la masacre.
No le importó
Como previamente se mencionó, el joven pasó todo un fin de semana en su casa viviendo con los cadáveres de su familia como si nada pasase. De hecho, fue al gimnasio y pidió comida a domicilio de forma natural.
Recién confesó sus crímenes la noche del domingo 19 de mayo, cuando se entregó a las autoridades, que recibieron sorprendidas su brutal testimonio.
Por el momento, el adolescente se encuentra detenido y fue enviado a un centro de reclusión para menores de edad en São Paulo, a la espera de ser llevado a juicio por el delito de homicidio, feminicidio, portación ilegal de armas y profanación de un cadáver.
Este terrorífico caso, donde un niño acabó con la vida de toda su familia porque le quitaron su celular como castigo, ha remecido Brasil.