13/06/2024 / Exitosa Noticias / Mundo / Actualizado al 13/06/2024
Hace unos días ocurrió un nuevo y trágico episodio de violencia. Un hombre, enfurecido porque no le vendieron alcohol, abrió fuego en una calle concurrida, hiriendo a dos personas y matando a un conductor que acababa de salir de su trabajo, y quien deja a cuatro hijos en la orfandad.
Un día normal que terminó en tragedia
El incidente comenzó en una calle de California, Estados Unidos, que es conocida por su actividad comercial. Julio Rodarte, de 39 años, ingresó a una licorería con la intención de comprar bebidas alcohólicas.
Sin embargo, al no contar con el dinero suficiente, se le negó la venta. Enfurecido por la situación, Julio Rodarte salió del establecimiento y comenzó a caminar por la calle, descargando su ira de una manera brutal.
El sujeto sacó una pistola automática y realizó 30 disparos al aire contra los autos que pasaban por la calle. El ataque dejó a Víctor Hugo León, de 42 años, muerto al instante.
Víctor Hugo León, quien trabajaba en un almacén, había terminado su turno nocturno y se dirigía a casa cuando fue alcanzado por uno de los disparos fatales. Además, otras dos personas resultaron heridas en el tiroteo.
Imágenes de terror
La secuencia de horror fue captada por la cámara de seguridad de un negocio cercano de accesorios para autos y neumáticos. Las imágenes muestran a Julio Rodarte realizando los disparos, descartando el cargador del arma y luego desnudándose por completo. Posteriormente, continuó caminando por la calle como si nada hubiera sucedido.
Respuesta de las autoridades
La policía acudió rápidamente al lugar tras recibir múltiples llamadas de alerta de los testigos. Julio Rodarte fue detenido sin resistencia y ahora enfrenta cargos graves, incluyendo sospecha de asesinato y 10 cargos de intento de asesinato. Los vecinos han quedado conmocionados por la violencia inexplicable que ocurrió en su comunidad.
¿Quién era la víctima?
Víctor Hugo León ha sido identificado como la víctima mortal del ataque. Víctor Hugo León, de 42 años, era padre de cuatro hijos y trabajaba en un almacén. Su familia y amigos lo recuerdan como un hombre trabajador y dedicado a sus seres queridos. Su trágica muerte ha dejado un vacío profundo y un llamado a la reflexión sobre la violencia y el control de armas en Estados Unidos.