Habitantes huyen de la capital de Sudán plagada de cadáveres por los combates
La capital de Sudán, Jartum, se encuentra en el quinto día de enfrentamientos entre el ejército y los paramilitares, lo que ha provocado la muerte de más de 270 civiles, según un balance provisional de quince embajadas occidentales. Los diplomáticos extranjeros han sido atacados y Naciones Unidas ha denunciado saqueos, ataques y violencia sexual contra cooperantes. Los gobiernos extranjeros están planeando la evacuación de miles de expatriados, incluidos funcionarios de la ONU.
Los enfrentamientos estallaron el sábado entre las fuerzas de dos generales que tomaron el poder en un golpe de Estado en 2021: el jefe del ejército, Abdel Fatah al Burhan, y su entonces número dos Mohamed Hamdan Daglo, comandante del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Los dos militares se oponen sobre los planes de integrar las FAR al ejército regular, una condición clave del acuerdo final para retomar la transición democrática de Sudán.
Miles de personas han huido de la capital, donde los testigos informan que los cadáveres yacen en las calles. Las explosiones y los tiroteos son cada vez más intensos, y los combatientes de las FAR en vehículos armados y camionetas con armas pesadas recorren las calles, mientras que los aviones de combate del ejército sobrevuelan y disparan a los objetivos del grupo paramilitar. Los civiles que permanecen en sus casas están cada vez más desesperados ante la escasez de alimentos, los apagones y la falta de agua potable.
Los esfuerzos de los gobiernos extranjeros para evacuar a los expatriados se han visto obstaculizados por la falta de una tregua efectiva. La FAR anunció una tregua de 24 horas, pero hay pocas esperanzas de que se cumpla. Los daños en Jartum son extensos, y la electricidad y el agua ya no llegan a partes de la ciudad, lo que obliga a los vecinos a salir en busca de comida y suministros cuando bajan los combates.
Esta espiral de violencia tiene lugar después de que más de 120 civiles murieran en la represión contra las manifestaciones prodemocracia de los últimos 18 meses. Burhan y Daglo derrocaron juntos al depuesto líder autocrático Omar al Bashir en 2019, tras las multitudinarias protestas contra sus tres décadas de gobierno férreo. En octubre de 2021, los dos hombres encabezaron un golpe contra el gobierno civil instalado tras la salida de Bashir y pusieron fin a una transición apoyada por la comunidad internacional. Burhan ha dicho que el golpe era "necesario" para incluir a otras facciones en la política, pero para Daglo, el golpe fue un "error" que no logró generar cambio y más bien reforzó a los que quedaron del régimen de Bashir.
La situación en Sudán sigue siendo incierta, y la falta de una tregua efectiva dificulta cualquier esfuerzo por detener la violencia y comenzar las negociaciones de paz.