En Brasil, terapia con reptiles para relajarse y aliviar trastornos
En un centro terapéutico en Sao Paulo, un adolescente brasileño llamado David de Oliveira Gomes sostiene con suavidad una serpiente de piel amarilla con círculos marrones alrededor de su cuello. A pesar de que es una boa, David no tiene miedo. Este tratamiento inusual con reptiles se lleva a cabo en el centro para ayudar a pacientes con trastornos como el autismo y la ansiedad a relajarse y mejorar habilidades como la comunicación.
El tratamiento, desarrollado hace una década en este centro paulista, ha atendido a alrededor de 160 personas. Se realiza en un espacio abierto junto a un corral donde otros pacientes tienen sesiones con caballos. Hay contenedores con diferentes tipos de serpientes, lagartos, tortugas e incluso un yacaré, una especie de caimán que se encuentra en Brasil y otros países de América Latina. Dependiendo de las necesidades y el interés del paciente, se utiliza un animal u otro.
Según la terapeuta Andrea Ribeiro, especialista en terapia con animales y fonoaudióloga, cuando los pacientes tienen contacto con los animales, se produce una liberación de neurotransmisores como la serotonina y la beta-endorfina, lo que les proporciona una sensación de placer y bienestar. Además, los animales abren los canales de comunicación con los pacientes, lo que conduce a resultados más rápidos y efectivos en comparación con el trabajo en un consultorio, aunque esta terapia no tiene validación científica.
Los pacientes con autismo llegan a la terapia sin prejuicios hacia las boas, yacarés y otros animales que a menudo causan miedo en la mayoría de las personas. Ribeiro también destaca que estas especies son indiferentes y no se acercan a los pacientes, a diferencia de los perros u otros mamíferos que pueden incomodar a las personas con autismo.
En el caso de Gabriel Pinheiro, un niño de 10 años, el contacto con los animales ha contribuido a mejorar su comprensión, comunicación y habilidades motoras. Gabriel acaricia a un yacaré mientras Ribeiro lo guía en la descripción de sus características. Juntos cantan una canción sobre el yacaré, lo que pone a prueba la memoria auditiva de Gabriel.
Paulo Palacio Santos, de 34 años, sufrió un grave traumatismo craneoencefálico en un accidente y perdió la capacidad de comunicarse y caminar. Ribeiro utiliza serpientes para activar los músculos faciales de Santos. Una bióloga llamada Beatriz Araujo siempre está presente para minimizar los riesgos y controlar el estrés de los animales. Según Ribeiro, en los diez años de funcionamiento del centro no se han registrado accidentes.
En resumen, este tratamiento terapéutico con reptiles ha demostrado ser beneficioso para pacientes con trastornos como el autismo y la ansiedad. El contacto con los animales promueve una sensación de bienestar y abre los canales de comunicación, lo que facilita la mejora de diversas habilidades. Aunque la terapia no cuenta con validación científica, ha mostrado resultados positivos en el centro paulista donde se lleva a cabo.