06/07/2023 / Exitosa Noticias / Mundo / Actualizado al 06/07/2023
En el suroeste de Colombia, en el Valle del Cauca, se encuentra una historia de coexistencia entre el hombre y un gigante andino en las montañas empinadas. El oso de anteojos, único en Sudamérica y conocido por su antifaz blanco, ahora convive pacíficamente con los agricultores de café después de años de conflicto.
Hace ocho años, los caficultores del municipio El Águila tomaron la decisión de detener la tala de bosques para darle espacio al oso y cesar la caza, considerándolo su enemigo. A través de una estrategia llamada "Conservamos la vida", diez cultivadores, incluido Julián Pinilla, entregaron parte de sus terrenos para el oso a cambio de beneficios como infraestructura para el procesamiento de café y sistemas de tratamiento de aguas.
Esta iniciativa ha dado resultados sorprendentes. Las cámaras trampa instaladas en los bosques cercanos a los cafetales han capturado imágenes de una creciente biodiversidad, incluyendo zorros cangrejeros, agutíes, armadillos, tigrillos, venados, pumas e incluso una cría de oso jugando con su madre.
Los osos de anteojos son considerados "vulnerables" en términos de extinción, principalmente debido a la destrucción de su hábitat natural por la actividad humana. En Colombia, se estima que hay alrededor de 8.000 de estos osos.
Gracias a los beneficios recibidos por la comunidad, Julián Pinilla y otros caficultores han comenzado a producir el "Café Oso Andino". El empaque del café destaca la importancia del oso como "jardinero de los bosques" debido a su papel en la dispersión de semillas durante sus desplazamientos.
Aunque El Águila ha logrado una exitosa coexistencia, no todos los lugares en Colombia ofrecen un entorno seguro para el oso de anteojos. En algunos departamentos, como Cauca, Arauca y Cundinamarca, los osos son víctimas de la cacería y se ven involucrados en conflictos con animales domésticos y cultivos.
El oso de anteojos desempeña un papel crucial en la protección de la biodiversidad de las áreas donde habita y sirve como una especie "sombrilla" para otras especies que se benefician de su presencia. Sin embargo, los desafíos persisten, como la urbanización creciente y la construcción de carreteras cerca de sus hábitats naturales.
En resumen, la comunidad de El Águila ha logrado una convivencia pacífica con el oso de anteojos al ceder parte de sus tierras y adoptar prácticas sostenibles. Este esfuerzo no solo protege al oso, sino también a la biodiversidad y los ecosistemas en general, brindando beneficios a todas las personas al garantizar la conservación de los bosques que proporcionan oxígeno y agua vital.