18/12/2019 / Exitosa Noticias / Mundo / Actualizado al 09/01/2023
Una jueza había ordenado detenerlo por las denuncias en su contra, pero su abogado había apelado la decisión. Lo encontraron muerto en la sede de Caritas en La Plata.
El cura Eduardo Lorenzo, acusado de abuso sexual y sobre quien pesaba una orden de detención, se suicidó este lunes a la noche, según le confirmaron el abogado querellante Juan Pablo Gallego y un comisario bonaerense a TN.com.ar.
La jueza platense Marcela Garmendia había ordenado la detención del excapellán del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), pero su abogado consiguió mantenerlo en libertad a través de la apelación. En medio de esa puja judicial, el cura se suicidó.
El Gabinete Criminalístico de la Policía Bonaerense trabajaba la noche del lunes en la sede de Caritas en La Plata, ubicada en el cruce de las calles 4 y 49.
Lorenzo, procesado por abuso sexual agravado en cinco oportunidades, había quedado el lunes al borde de la detención tras la orden de la jueza Marcela Garmendia.
Eduardo Lorenzo había jurado ser inocente en una entrevista con TN.com.ar, pero los resultados de una pericia psicológicos fueron contundentes: el cura presentaba rasgos "psicópatas, perversos, narcisistas y obsesivos".
No soportó demostración de culpabilidad
En la pericia, solicitada por la fiscal Ana Medina, los psicólogos determinaron que Lorenzo transmitía "una imagen grandilocuente de sí mismo que engrandece su autoestima" y que "no siente culpa ni angustia porque la hostilidad siempre está en el afuera".
El abogado de la querella, Juan Pablo Gallego, lamentó el desenlace fatal ante TN.com.ar: "No pudo soportar la demostración de su culpabilidad, gracias a la pericia forense, y la orden de detención. El final deseado era una condena que reparara a las víctimas".
La detención se activó, al menos en la formalidad, dos semanas después de que declarase ante la fiscal Medina la quinta víctima de Lorenzo, un hombre de 44 años, empresario gastronómico, que aseguró que fue abusado por el sacerdote a principios de la década del 90, cuando él tenía apenas 16.
'Gustavo', un nombre ficticio elegido para no revelar su verdadera identidad, contó que el sacerdote lo obligaba a hacerle masajes, lo emborrachó e intentó besarlo en la boca. “Me pedía que le hiciera masajes en la espalda y me subiera arriba de él”, relató el lunes 3 de diciembre en los Tribunales de la capital bonaerense y varias veces tuvo que interrumpir su testimonio, presa de la conmoción y el llanto.