02/04/2022 / Exitosa Noticias / Mundo / Actualizado al 09/01/2023
El 2 de abril de 1982 cuando Argentina recuperó las islas Malvinas, el presidente argentino Alberto Fernández tenía 22 años, era empleado judicial y estudiaba derecho. A 40 años de esa incursión argentina, el mandatario argentino habla con un medio británico, la BBC Mundo con quien comparte ese sentimiento que no se olvida.
Fernández recuerda que dos días antes salieron a protestar contra la dictadura militar. "Estábamos todos muy conmovidos por esa marcha y por lo que había pasado", le dijo a BBC. "Y repentinamente apareció el 2 de abril de 1982 y nos despertamos (esa) mañana con que la Argentina había ocupado Malvinas", añadió.
La guerra, señaló, "no contó con el consenso popular y el pueblo no fue consultado. En todo caso, lo que hizo fue promover la recuperación de las tierras que siempre fueron argentinas".
"Fue una guerra declarada por una dictadura que mandó a una generación de jóvenes valientes, héroes, a combatir en situaciones de mucha desigualdad con el contrincante. Los que comandaron la guerra fueron genocidas, pero los que murieron en Malvinas fueron héroes", remarcó.
"Después del 14 de junio, los argentinos no quisimos nunca pensar a un militar en el gobierno y todos los argentinos aprendimos que la democracia es lo más valioso que tenemos", manifestó.
Al hablar sobre la soberanía argentina, recalcó que "nuestro reclamo viene porque la memoria de nuestros muertos no nos deja vivir en paz". "Si algo tengo claro, lo único que tengo claro, es que inglesas no son las Malvinas, eso sí lo tengo claro", dijo enfáticamente el mandatario argentino.
En esa línea, rechazó la posibilidad de negociar una soberanía compartida de las Malvinas/Falklands, afirmando que su aspiración es que "la Argentina tenga plena soberanía. Son nuestras tierras".
Perú y su gesto
En silencio de radio, con la escarapela argentina recién pintada, con el combustible justo y volando a 33 mil pies de altura, diez aviones de combate Mirage y un Hércules peruanos llegaron en secreto entre el 6 de junio de 1982 a Jujuy para reforzar a la Fuerza Aérea Argentina.
Nunca entraron en combate pero el gesto quedó grabado en el corazón de los argentinos. Los peruanos habían volado más de 1.500 kilómetros sin ningún tipo de comunicación.