Activistas ucranianos desafían el peligro y resisten pacíficamente a ocupación rusa
Bajo el ardiente sol de la resistencia, una estrofa del himno ucraniano proclama: "Nuestros enemigos perecerán, como el rocío al sol". Esta poderosa declaración resonó en la ciudad de Lugansk, al este de Ucrania, una tierra en la que la sombra de la ocupación rusa se cierne implacablemente.
El 24 de agosto, día de la independencia de Ucrania, un grupo de activistas pacíficos eligió una parada de autobús como escenario para su protesta. En un video improvisado, la fugaz imagen del momento quedó capturada. La calidad descuidada del video parece reflejar la clandestinidad que envolvió este acto de desafío.
Este acto forma parte de las muchas acciones compartidas en redes sociales por el Movimiento de Resistencia Civil del Lazo Amarillo, una organización que recibió el Premio Sájarov del Parlamento Europeo en 2022 por su valiente lucha. La génesis de esta iniciativa se encuentra en Jersón, una ciudad crucial en el sur de Ucrania que vivió ocho meses bajo la ocupación rusa y, finalmente, fue liberada por las fuerzas ucranianas en noviembre del año anterior.
Durante ese oscuro período, los ciudadanos de Jersón organizaron protestas contra la ocupación, enfrentando la respuesta de las tropas rusas que dispersaron a la multitud con disparos al aire. "Estamos presentes en todas las ciudades ocupadas, contamos con activistas y llevamos a cabo numerosas acciones", explicó Iván, uno de los coordinadores del movimiento, quien también vivió en una zona controlada por los rusos.
Las manifestaciones son un conjunto de pancartas ondeantes con el mensaje "Este es territorio ucraniano", lazos amarillos y azules que simbolizan la bandera, y consignas escritas en las paredes. Incluso pelotas de ping pong portan mensajes políticos. Después de cada acto, los activistas documentan su acción con fotos y videos que comparten en plataformas en línea.
Iván, un joven de unos veinte años, expresa: "Buscamos ofrecer apoyo moral y psicológico a los ucranianos, recordarles que no están solos y que debemos resistir". Desde Kiev, él declara que "los invasores no tienen lugar en nuestra tierra".
Aunque estas acciones pueden parecer insignificantes, el activista subraya que son arriesgadas. Las autoridades ocupantes designadas por Moscú etiquetan a quienes se oponen como "ucronazis" y difunden sus nombres tras detenerlos, presionando a los habitantes para que adopten la nacionalidad rusa.
Iván comparte que en lugares como Crimea, Lugansk y Melitopol, las personas han sido detenidas simplemente por vestir camisetas azules y amarillas o por escuchar canciones ucranianas en cafés. El movimiento Lazo Amarillo, cuyos miembros permanecen en el anonimato, asevera: "¡DÍGANLO POR TODOS LADOS! Los ocupantes no tienen cabida en nuestra tierra".
La resistencia, aunque aparentemente simple, es peligrosa. A través de un código QR, el grupo recluta miembros. Una vez dentro, una aplicación de inteligencia artificial los conecta con un coordinador local para planificar acciones y garantizar la seguridad. Tras la liberación de Jersón, una encuesta reveló que el 70% de los activistas eran mujeres, sugiriendo que los hombres podrían buscar formas más violentas de resistencia.
Con firmeza, se enfatiza la naturaleza pacífica de estas acciones, independientes de los servicios de seguridad ucranianos. El movimiento no revela información sobre las posiciones enemigas para evitar ser considerados objetivos militares. En esta fase de tensión, marcada por elecciones en Rusia y la contraofensiva de Kiev, el espíritu de resistencia arde más intensamente que nunca.