Ajedrecista arequipeño que vendía patitos kawaii inaugura su propia academia de ajedrez
Leonardo Cahuapaza Tarapacá, un talentoso joven de Arequipa, se ha destacado en el mundo del ajedrez, acumulando premios a pesar de las limitaciones económicas de su familia. Después de vender patitos kawaii para financiar su participación en competiciones internacionales, ahora busca compartir sus conocimientos y formar la próxima generación de talentosos ajedrecistas. Ha creado la academia 'Club León Chess' con el objetivo de enseñar a niños de todas las edades.
Formando su propia academia
Leonardo Cahauapaza Tarapacá planea aprovechar las vacaciones útiles para enseñar ajedrez a niños de niveles básico, intermedio y avanzado. Trabajará junto a su padre, quien también es hábil en este deporte mental. La academia, llamada 'Club León Chess', acoge a niños mayores de cinco años y se encuentra en la avenida 54, sector de Ciudad Municipal-Zamacola, en el distrito de Cerro Colorado.
Costo y modalidades de clases
La academia tiene un costo de S/80 durante las vacaciones útiles y ofrecerá clases tanto presenciales como virtuales. Leonardo Cahauapaza Tarapacá busca hacer que el ajedrez sea accesible a niños de diversas condiciones económicas, compartiendo su pasión y conocimientos.
De vendedor a campeón
Leonardo Cahauapaza Tarapacá y su madre emprendieron una venta de 'patitos kawaii' en el centro histórico de Arequipa para financiar su participación en el Campeonato Sudamericano de Ajedrez en Brasil. Gracias al apoyo de la fundación Romero, el joven logró su viaje.
La historia de su dedicación y esfuerzo se refleja en sus impresionantes logros en el ajedrez, siendo campeón nacional sub 20, cuatro veces campeón macrorregional sub 17, campeón panamericano escolar sub 15 en Bolivia, campeón nacional escolar sub 15 en Lima y campeón virtual nacional sub 14.
La historia inspiradora de Leonardo muestra que la pasión y la dedicación pueden superar las barreras económicas. Al abrir su propia academia de ajedrez, 'Club León Chess', este joven busca no solo transmitir sus habilidades sino también fomentar el amor por este juego milenario. Su viaje desde vendedor de patitos kawaii hasta campeón de ajedrez es un ejemplo inspirador para la comunidad, demostrando que el ajedrez puede ser un puente hacia el éxito.