OPINIÓN | Víctor López García: "Marcar la estrella"
Salvo muy raras excepciones (que las hay) los apristas nunca dejan de serlo. Hasta la muerte, como decían los mártires de Chan Chan y de otras tantas épicas de militantes que dieron su vida por sus ideas e ideales. Como Carlos Phillips "Solo el APRA salvará al Perú; y solos DIOS salvará mi alma", antes de ser fusilado por la dictadura. O más allá de la muerte, "hasta que seamos polvo camino a las estrellas" como dijera "el cachorro" Manuel Seoane. Muchos se han ido en los últimos años por discrepancias con la conducción enquistada hace tres décadas. Porque no estuvieron de acuerdo con el manejo. O porque no les dieron el lugar que merecían. O tampoco les dieron la oportunidad de ser y hacer. O porque los separaron o expulsaron. Algunos están ahora en otras listas en Lima y en provincias. Y varios van a ganar. Como antes se fueron algunos por razones ideológicas en la segunda mitad del Siglo XX para fundar movimientos revolucionarios que lideraron la izquierda armada (De la Puente) y pacífica (Barrantes).
Como he dicho siempre, el APRA (1924) como doctrina y como partido (1930) llegó para quedarse. Va a cumplir un siglo de existencia histórica y de vigencia intelectual. Somos tradición y leyenda. Somos pensamiento y acción. Somos organización y dirección. Nuestra presencia fecunda ha marcado la historia del país y también la histeria de los enemigos (no contrincantes) que siempre han querido desaparecernos. Desde las derechas plutocráticas, aristocráticas y burguesas; hasta las izquierdas comunistas y socialistas del ayer. Desde las derechas neoliberales hasta los caviares de hoy. Unos y otros coludidos con todos los regímenes autoritarios, dictatoriales y tiránicos. Nosotros NUNCA transamos con ellos. Ni Washington, ni Moscú, ni Pekín. Siempre apostamos por la democracia, la libertad y la justicia. De allí que mucho de lo que se ha logrado hasta ahora en estos campos es por el APRA.
Hemos pasado la prueba de los tiempos y de los cambios. Las nuevas realidades le dan la razón a los planteamientos fundamentales (que no fundamentalistas) de HAYA DE LA TORRE. Sin embargo, hasta ahora siguen pendientes las demandas, expectativas y aspiraciones de la militancia y del pueblo de hacer una verdadera "revolución de pan con libertad". Es cierto que el partido ya no es lo que era. Y en gran parte porque vivimos en otra era; no en otra época. Tenemos que adaptarnos como corresponde. Resulta indispensable una refundación tanto doctrinaria, política y programática; como organizacional y de la conducción. Incorporar más la ciencia y la tecnología. Y mucho más imperioso es la democratización plena del Partido para que sus dirigentes sean la genuina representación de las bases y los militantes. Cosa que no ocurre en la actualidad. La actual conducción carece de legitimidad y -hasta- de legalidad. No tiene el reconocimiento de la mayoría. Sin embargo, ante un proceso electoral parlamentario, tenemos que dejar de lado nuestras confrontaciones internas. Tratar lo más posible que el partido logre pasar siquiera la valla electoral y lograr colocar algunos de los representantes del aprismo en el próximo Congreso. LOS APRISTAS TENEMOS QUE INVITAR A VOTAR POR LA ESTRELLA Y SUS CANDIDATOS. Yo marcaré como siempre la estrella aprista y votaré por dos representantes jóvenes.