OPINIÓN | Roberto Rodríguez Rabanal: "¡Basta ya!"

Por: Roberto Rodríguez Rabanal

Sociólogo

Las últimas encuestas ratifican el hartazgo ciudadano ante “los de siempre”. Causa repudio que los expresidentes estén involucrados en graves casos de corrupción al igual que el Congreso: tanto el anterior como el actual. Todos ellos están muy lejos de representar las aspiraciones de la gente; siendo evidente que detrás de presidentes y congresos se halla la mano siniestra y manipuladora de la KONFIEP, ligada a las transnacionales, principal defensora de la Constitución de 1993, producto del autogolpe del 5 de abril de 1992 y elaborada a la medida de sus intereses egoístas, acentuando aún más la desigualdad.

Hace un mes nuestro país vivió grandes movilizaciones, brutalmente reprimidas por el gobierno ilegítimo y sus socios. Inti y Bryan fueron asesinados, causando un contundente rechazo nacional, obligando a Merino a renunciar; sin embargo, transcurridos 30 días nadie ha sido sancionado, como tampoco los responsables de la muerte de Jorge Muñoz durante el paro agrario. La Policía y el MININTER deben entregar toda la información y no ocultar pruebas, la Fiscalía debe acelerar las investigaciones, urge la reparación para las familias de los asesinados y heridos, y, claro está, procesar una reforma integral de la PNP.

El ¡Basta ya! empieza a ser un clamor presente en las luchas contra los abusos de los poderes públicos y de los empresarios mercantilistas, cuyas nefastas acciones son minimizadas e incluso obviadas por los medios de comunicación que responden a sus objetivos de enriquecimiento a como dé lugar.

Crece la audiencia a propuestas de cambios de raíz y no simples retoques cosméticos. Tiene mayor aceptación la opción de una nueva Constitución como expresión de un pacto social bicentenario que priorice la diversificación productiva apoyando los esfuerzos de las Pymes y se supere la concentración oligopólica de nuestra economía (en manos de 7 familias y sus allegados); la construcción de una República de ciudadanos con plenos derechos, y una sociedad en la que no haya ningún tipo de discriminación.

Temerosos de perder sus privilegios, como los que tenían los “agroexplotadores” hasta el 2031, el ultraconservadurismo contraataca pretendiendo descalificar la justeza y la legitimidad de las luchas ciudadanas. Recurren a quienes fungen de sus “ideólogos”, los carcamanes de la “Coordinadora Republicana”, pero casi nadie les cree. Mientras tanto avanza el “alma encantada”, como decía J.C. Mariátegui aludiendo al francés Romain Rolland (el Mahatma de occidente), sustentado en la fe humana, la misma que no perdemos, y que se expresará el próximo 11 de abril en el voto por un nuevo gobierno patriótico y democrático, que garantice justicia y libertad, y en una nueva Constitución.

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