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OPINIÓN | Nicolás Lu?car: La hora de Salvador del Solar. Obra en un acto

Del Solar tiene la posibilidad de ofrecerle al país un programa de gobierno, de abrir una discusión sobre todo lo que hay que cambiar y cómo hacerlo.
12-03-2019

La sorprendente instalación de Salvador del Solar como presidente del Consejo de Ministros ha tenido una aún más sorprendente reacción de no todos, pero sí de casi todos sus potenciales opositores: han decidido otorgarle el beneficio de la duda, lo que en política es solamente tiempo.

Famoso como actor de cine y telenovelas, Del Solar tiene otra faceta que hoy se revela, la de abogado comprometido políticamente y activista discreto de sus convicciones.

Su paso por el Ministerio de Cultura ya fue un antecedente de su apasionamiento por la política, fue un protagonista en controversias como las de la “ideología de género”, pero sobre todo marcó una raya en el piso con su renuncia al gabinete de Pedro Pablo Kuczynsky tras el indulto a Alberto Fujimori.

Del Solar está de vuelta, pero esta vez no como actor secundario de la política sino como protagonista principal de la misma. Esta vez no se trata de ficción, sino de la cruda realidad nacional, que se parece más al teatro que al cine, porque estará frente a frente con el público y porque aquí tampoco hay posibilidad de equivocarse.

No ha habido tiempo para ensayos y el libreto lo tiene que escribir él mismo.

Lo que tiene al frente el otrora Pantaleón es bastante más complejo que organizar el servicio de visitadoras.

Aunque, valgan verdades, la política y la justicia peruanas son a veces lo más parecido a un burdel: con plata en la mano consigues lo que quieras.

Los retos que debe enfrentar Del Solar son muchos y grandes. Lo que sigue a continuación es una lista de lo que, a criterio de este modesto periodista, son los más urgentes:

1) Reconstruir la Reconstrucción con Cambios, que ha sido un completo fiasco, que no ha cumplido sus objetivos mínimos y que nos ha expuesto a nuevos azotes de la naturaleza sin haber reparado lo dañado y sin haber realizado las obras de prevención indispensables. La Reconstrucción debería ser reemplazada por un gran plan nacional de obras públicas de ejecución inmediata que no solo reconstruya sino que construya la red vial y la infraestructura que el país necesita.

2) Tomar el control de las calles en poder hoy de los delincuentes, lo que supone una reingeniería en la Policía Nacional del Perú y una inyección de recursos urgentes.

3) Pasar del discurso anticorrupción a la acción, otorgándole al Ministerio Público los recursos que su titular Zoraida Avalos está reclamando y desmontar el sistema corrupto de otorgamiento de concesiones y licitaciones en la obra pública y en las adquisiciones del Estado.

4) Impulsar la explotación extensiva de nuestros recursos mineros, en acuerdo con los grandes inversionistas que aportan dinero y tecnología pero sobre la base de nuevas reglas. Para ello es indispensable replantear el papel del gobierno en los conflictos sociales lo que debe significar que las autoridades dejen de actuar como guardaespaldas de los grandes inversionistas, para pasar a actuar en función de los intereses nacionales y de los ciudadanos comenzando por los de aquellos que viven en las zonas de donde se extrae la riqueza que ven pasar pero de la que reciben poco o ningún beneficio.

5) Reformular la política exterior con respecto a Venezuela promoviendo un salida pacífica y democrática a la crisis en base al diálogo de los sectores en conflicto y que permita la convocatoria a elecciones con la participación de todos y cuyos resultados sean aceptados como válidos por todos. Nuestro gobierno debería promover como parte de esa solución el levantamiento de los embargos sobre medicamentos y productos de primera necesidad y un plan de retorno de todos aquellos que se fueron y que no tienen oportunidades reales de inserción.

6) Poner la educación en el centro de nuestras prioridades inyectando los recursos que permitan resolver el déficit de infraestructura, la reivindicación salarial del maestro y su capacitación, desmontando las redes ineficaces y corruptas enquistadas en las Ugeles.

Aquí me quedo, por ahora, porque mientras escribo esta líneas tomó conciencia de que lo que tiene en las manos Salvador del Solar es la posibilidad de ofrecerle al país un programa de gobierno, de abrir una discusión sobre todo lo que hay que cambiar y cómo hacerlo... o la de pasar sin pena ni gloria, y ser un inquilino más de las oficinas del poder y salir de la escena haciendo mutis sin provocar siquiera un aplauso de compromiso del siempre respetable público.