OPINIÓN | Miguel Humberto Aguirre: “Cosas de la vida"
Uno de estos días vi un muy buen programa dedicado a los “ternas”. Mostraron su trabajo completo, para alcanzar ese “título”, y su forma de trabajo, a futuro, para ellas y ellos. Nos pareció una muy buena idea, pero, creemos, antes de exponer la vida de estos profesionales, para enfrentar a esos desalmados, se debería dar un paso muy importante: hacer programas dedicados a los irresponsables charladores callejeros, habladores eternos, donde suene el aparato. Atienden o llaman calles como si estuvieran en sus casas. Diariamente la televisión, por ejemplo, nos muestra “todas las técnicas”, algunas importadas, para quedarse con un celular ajeno. Entre los nuestros ya tienen “alumnos” muy aventajados. Ya aplican todas las técnicas: a la pasada mientras la, o el hablador, charla. En grupo. En moto. En moto taxi con diferentes escuelas. Debe la, o el hablador, cuidarse para charlar. Allí nace toda esto. ¿Se puede hacer?
Los compradores
¿Y quién aplica, con mucha decisión, y pone el pare, a los compradores de móviles robados? Parece no existir ese grupo. Esa dependencia y los deseos de llevar adelante una actitud que corte este rosario de asaltos, muchas veces fatales, continúan vigentes con una libertad asombrosa.
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Como sin existir. No parecen ser considerados parte del programa delictual y, si valorizamos los acontecimientos, es una ayuda importantísima para los asaltantes de teléfonos móvil, pero, todos están en libertad. ¿Qué nos pasa?
Será cierto.
Alguien nos envió unas líneas contándonos un asalto callejero y su final. El afectado, luego de terminar la denuncia, habría pasado una hora, y se dirigía a su casa, en los aledaños del sitio policial, no más ellas de dos cuadras, encontró al delincuente que lo había asaltado, libre y caminando con toda tranquilidad. Lo contamos, como a nosotros nos han hecho llegar ese momento. Nos preguntamos ¿Será siempre igual?.
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