OPINIÓN | Julio Schiappa: Bobos por un mal gobierno
Como en una novela turca, donde los malos son recontra crueles, donde todas las pistas conducen a las suegras malas y los amantes cornudos, se desarrolla el drama peruano del 2022. Pero hay un Carnaval de los Bobos, que amenaza con derribar las instituciones y crear el caos, volviendo al Perú una sucursal de Ucrania, solo que más pobre y desesperada.
Como en las novelas turcas, no hay desenlace feliz para novios que se fugan sin permiso de papá. Así de desencantado podría estar el Perú. En sociedades como los EEUU de los 60, se imponía poner fin al formalismo y las reglas autoritarias que dominaban a la sociedad. El Carnaval de los Bobos, fiesta medieval estudiado hasta la náusea en los 60, sirvió de inspiración para reincorporar a la cultura sajona, capitalista y protestante, de entonces, nuevas reglas de entretenimiento y divertida convivencia.
Y claro, la filosofía del carnaval servía para criticar a los políticos y sus defectos. El Carnaval de los Bobos ya existe en el Perú. En primer lugar, el nombrar a bobos en cargos públicos muy sensibles, como al Superintendente de Migraciones. Hereda un problemón y lo empolla como un huevo, sin hacer, literalmente, nada. O el ministro de Energía y Minas, al que le estallan conflictos por la huacha, un día sí, el otro también. O a los innombrables del “gabinete en la sombra” que siguen en sus puestos como si nada.
Bobos a borbotones hacen ingobernable el país. Un líder del Estado, que genera una feroz crítica internacional al Perú, por alabar a Hitler como constructor de carreteras y a Mussolini como Il Capi de Tutti Capi en el rubro.
¿Es o no un bobo? Un partido comunista radical, que establece relaciones fraternas y oficiales con el partido de Vladimir Putin, organización de extrema derecha nacionalista gran rusa y con el dictador de Corea del Norte, confundiendo qué es la derecha y qué la izquierda. En la misma semana critican al joven presidente Gabriel Bóric de Chile, a quien denominan “revisionista”.
E insisten en romper palitos con la izquierda moderada, mientras el gobierno del pueblo se hunde. Bobos a más no poder. Es de bobos pensar que el conocimiento, la ciencia y la técnica, debe ser reemplazada por analfabetos funcionales ante las computadoras y la gestión del Estado. Discapacitados ante el arte de hacer política en la era del conocimiento. Un Carnaval de los Bobos, que debe parar ya.
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