06/05/2022 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
Recuerdo a un eufórico Castillo lanzando la proclama “hoy cambiamos la historia para dar el gran paso para el retorno de Petroperú a las actividades de producción, en una primera etapa con la operación del lote 1, y en los próximos meses con el lote 192, el más grande del país y luego con el lote 64, ambos en la región de Loreto, cuyos procesos de contratación están avanzando y 7 lotes cuyos contratos están próximos a vencer, incluido el lote 8, entregaremos a Petroperú el 100% de los lotes”.
Entusiasmo pueril y que evidencia ingenuidad o estereotipo ideológico fuera de la realidad, lo cierto es que, Petroperú es una empresa sobreendeudada, con obligaciones que redimir en los próximos 42 años, consecuencia de la construcción de la nueva refinería de Talara, que significó una inversión reportada hasta el momento de US$5,083 millones, que no considera intereses e inversiones que van a tener que adicionarse, según reveló el presidente de Petroperú, Humberto Campodónico.
A propósito, hace poco leía un artículo del economista Carlos E. Paredes, en el diario Gestión, y con gran acierto reflexionaba: “la nueva refinería, lejos de generar valor para Petroperú y para los peruanos, tiene un valor presente negativo, es decir, destruye valor. Esto se debe a que la rentabilidad es muy baja, menor al costo de capital.
Entonces, ¿Cómo así nos embarcamos en construir la refinería?”; pero como si fuera poco, la compañía está inmersa en hechos de presunta corrupción por contrataciones fraudulentas como el caso de Heaven Petroleum Operators (HPO) y otros que son materia de investigación y con problemas de gobernabilidad, situación que podría tornarla inviable en el futuro, si no se adoptan decisiones acertadas, alejadas de todo tinte ideológico.
La degradación de Petroperú a raíz de las recientes calificaciones de FITCH-RATINGS, la auditora S&P Global Rantings y Estandar & Poor, que pasó la calificación de los bonos de la empresa estatal a la categoría de bono basura, que han perdido en lo que va del año 20% de su valor; a ello, se suma la caída de la producción de petróleo al promedio más bajo de los últimos años, constantes bloqueos a las rutas pluviales, problemas de productividad, la falta de voluntad para atraer inversiones.
El caso de altamisa, empresa canadiense que operaría el lote 92 con una inversión de US$700 millones y que al parecer se dejaría fuera de juego, por un afán controlista del Estado, a esto se le llama “LLOVER SOBRE MOJADO”. Las intenciones del presidente Castillo, que alegremente comparte Humberto Campodónico, para que Petroperú participe en un grupo de lotes petroleros de la zona de Talara, que están próximos a vencer, es a todas luces inviable por la situación financiera de la empresa; amén, de la propuesta de instalar una red de grifos propios. No más populismo, hay que poner los pies en la tierra, de lo contrario las consecuencias las pagaremos todos los peruanos.
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