OPINIÓN | Jorge G. Solís: “Aseguramiento universal para una sociedad de bienestar”
“La proclama es que, todos tienen que hacer su parte, los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y personas como todos”.
Inicio esta nota con el aforismo “no es posible una sociedad de bienestar sin protección social”. Las naciones no son más prósperas en la medida de la riqueza que atesore el Estado; sino, para decirlo coloquialmente, cuánta plata tiene la gente en el bolsillo; en buen romance, trabajo pleno, salario digno, salud y educación de calidad, capacidad de ahorro y protección social.
El 25 de septiembre del 2015, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger al planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas que deben alcanzarse al 2030; la proclama es que, todos tienen que hacer su parte, los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y personas como todos.
Sin bien es cierto, todos los objetivos (17) son transversales, debemos destacar, dos de ellos referidos a la protección social; objetivo 1, meta 1.3 poner en práctica a nivel nacional sistemas y medidas apropiadas de protección social para todos y para el 2030, lograr una amplia cobertura de los pobres y de los más vulnerables, objetivo 10. Reducción de las desigualdades, meta 10.4 adoptar políticas especialmente fiscales salariales y de protección social y lograr progresivamente una mayor igualdad.
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Según proyecciones de rigor académico el año 2070, el 20% de la población mundial será mayor de 65 años; veamos, la población europea cada vez está más envejecida y España es el icono con la más alta tasa de población adulta mayor y expectativa superlativa de vida, superando incluso a Japón, situación que ha generado un grave desequilibrio en su sistema de seguridad social pública.
En el Perú cada año que pasa hay más población mayor a 65 años, el 2010 representaba el 5.87% de la población (1'469,639), el 2020 representa el 7.47% (2'452,229); pero el sincronismo es que la gente vive más, según el INEI en 1995 la expectativa de vida era de 68.3 años, hoy la esperanza de vida al nacer es de 74.65 años, entonces que va a pasar con el 68.8% de la PEA, que no está afiliada a ningún sistema pensionario, serán los parias de mañana.
Tanto los regímenes público y privado de pensiones no resultan justos ni equitativos, se requiere de pensiones dignas y universales; consecuentemente, es urgente la reforma del sistema de aseguramiento inclusivo que incorpore a los independientes e informales para construir una sociedad de bienestar.
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