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OPINIÓN | Jaime O. Salomón: Emprendimiento familiar

Debemos construir puentes y dejar de poner muros entre los peruanos. Se requiere que los tres niveles de poder del Estado participen. Fomentemos emprendimientos y desarrollemos nuestra gran Nación.
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18-08-2019

Por Jamime O. Salomón / Ciudadano, emprendedor y docente.

Mujeres y hombres son el elemento fundamental en la búsqueda de plataformas que darían solución a los problemas del país.

La meta es una economía basada en el conoci­miento e innovación, con accesos igualitarios y con libertad de los seres para decidir sobre su libertad individual y el bien­estar de la sociedad.

Ello se hace posible con el empoderamiento de las personas, en varios niveles: social, cultural, económico y en el desarrollo de las capacidades.

Los hombres aún tienen más oportunidades, por lo que es de­seable dar continuidad a las incursiones pioneras de las mujeres en el ámbito público.

Debemos crear conciencia sobre la lejanía del Estado, cuya exis­tencia genera inequidades que terminan generando barreras de acceso a la educación, las desigualdades de poder entre hombres y mujeres, así como la desprotección y desbalance existentes aún en el siglo XXI.

Ni que decir sobre la discriminación.

El empoderamiento es imprescindible y la innovación saluda­ble cuando se trabaja para generar igualdad de oportunidades y libertad de pensamiento.

Una escena que he visto repetida en mi experiencia como pro­fesor universitario, son jóvenes mujeres en las aulas de pre y pos­grado, quizá sin reparar que su sola presencia es muestra de una de las transformaciones sociales más importantes en los últimos dos siglos.

El acceso al conocimiento a través de la educación --'el acceso al mundo de la escritura'-- ha pasado de ser algo excepcional a ser más bien un tema cotidiano en nuestro país.

Haciendo historia, Trinidad María Enríquez fue la primera mu­jer, cusqueña y peruana, en ingresar en 1875 a la Facultad de Ju­risprudencia; Clorinda Matto de Turner, otra ilustre cusqueña y escritora indigenista, fundó en 1892 la imprenta llamada “La Equi­tativa” gestionada únicamente por mujeres y que tres años más tarde sería destruida en coincidencia con el inicio de la República Aristocrática Peruana (1895). Ellas, entre otras, reconocieron que la igualdad entre ambos sexos debe fortalecerse y perdurar.

Garantizar el empoderamiento y valoración de las mujeres pasa por disponer de una visión de igualdad, con familias cariñosas, con apropiada alimentación y salud, educación de primer nivel, ganas de trabajar duro para alcanzar los objetivos, la eliminación de toda forma de violencia contra la mujer y el reconocimiento que tanto mujeres como hombres, competentes, somos seres humanos que marcaremos el camino para un país desarrollado, coexistiendo dentro del mismo planeta llamado Tierra.

Debemos construir puentes y dejar de poner muros entre los peruanos. Se requiere que los tres niveles de poder del Estado participen. Fomentemos emprendimientos y desarrollemos nuestra gran Nación.

Trabajemos por el Perú.