OPINIÓN | Jaime O. Salomón: Conchitas de abanico
Por Jaime O. Salomón / ciudadano, emprendedor y docente.
Los problemas en política son generados por las personas.
Seríamos una potencia si todos trabajasen conforme las normas; con moral, ética y pensando en el desarrollo del país. Pero no lo somos, entre otras, porque ciertos políticos (perpetuados en el poder) y sus elegidos o nombrados no hicieron y no hacen... su chamba.
Pareciera que los requisitos de solvencia ética y moral están siendo manoseados o mal entendidos. Imagen inquietante, donde personas con chiquita moral y ética manejan grandes proyectos y el destino de los peruanos, de sus recursos y del país.
¿Que se oculta en la elección y selección de personas que sufren de escasez de bulbo, de moral y de ética? Son aquellos que trabajan con delicadeza estratégica, madurando intereses diversos, ocultos y opuestos al desarrollo del Perú... quienes se perpetúan.
Por ello es que al decir "lucha contra la corrupción", deberíamos cumplir a cabalidad con lo que esa frase inspira y evitar que solo se convierta en una frase marquetera; se requiere primero limpiar y fumigar la casa, para luego nombrar solo a personas comprometidas, debidamente preparadas y con la experiencia necesaria en el manejo del destino y los intereses del Estado, que es el de todos los peruanos.
La población se queja con justicia y por largo tiempo. Y es que, “grupetes” de personas no trabajan por la sociedad; sino más bien, trabajan en "sociedad" por sus propios intereses.
La enquistada está a todo nivel, desde el ápice hasta los operativos, hasta algunos excusados en sus actividades sindicales. Muchos buscan su bienestar, escapando hábilmente de las funciones que las organizaciones del Estado les encomiendan.
Pensar que en el pasado los sindicatos existían para luchar por el interés colectivo de los trabajadores. Hoy, ciertos personajes que dicen liderar grupos, solo hacen comparsa de intereses mayores y oscuros, pretendiendo exigir manejo de recursos (que son del Estado en representación del pueblo), así como buscar autonomía en designaciones en búsqueda de atender agendas personalísimas; no de nuestro Perú.
Trabajar por el Perú implica compromiso, seriedad y sobre todo, honestidad y decisión a prueba de todo.
Señores, no caigan en el facilismo de pensar que un puesto les da derecho a desarrollar sus propias "campañas o negocios", menos aun con los recursos de todos los peruanos; todos, incluyendo a los más humildes.
Trabajemos por un país mejor, más justo y que no evada la indiferencia, buscando alcanzar la igualdad social y el desarrollo de nuestra gran Nación.
Trabajemos por el Perú.