13/01/2019 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
Hace una semana manifestaba taba mi descontento con los recuentos literarios de Fin de año al hacer hincapié en que la mayoría de periodistas culturales de nuestro ambiente local parecen acusar una supina ignorancia de lo que realmente pasa en el universo de la creación verbal en el país. Me refería a la riquísima tradición de
literatura y “oralitura” en castellano popular y en lenguas indígenas (cerca de 50 en el Perú) que ni siquiera pasa por la cabeza de los comentaristas de moda.
Sin duda, todo es producto de la banalización de la cultura por la que atravesamos desde la imposición del neoliberalismo desde los 80 y 90 en el país. Sin quererlo, nuestros periodistas culturales resultan ser más fujimoristas
de lo que creen, al menos inconscientemente. En ese espíritu democrático me situaba cuando llegaron una serie de mensajes de lectores pidiéndome ejemplos concretos de ese universo marginado. Y la verdad que hay muchos, pero
esta vez me centraré en un libro muy importante, que sólo fue destacado por Ricardo González Vigil. Si bien es un libro que apareció a fines del 2017, su circulación recién se dio durante el 2018 y constituye, a mi juicio, uno de los mayores aportes en la construcción de un corpus literario indígena (y no sólo indigenista).
La resurrección de Churata
Arturo Peralta (1897-1969) fue uno de los autores fundamentales en del grupo vanguardista puneño Orkopata (o “el andén del cerro”) en los años 20 del siglo pasado. Junto con su hermano Alejandro lideró uno de los momentos fundamentales del cruce entre el universo indígena y la vanguardia literaria. Arturo adoptó el seudónimo de Gamaliel Churata y por motivos políticos tuvo que exiliarse en Bolivia durante el gobierno de Sánchez Cerro, donde vivió la mayor parte de su vida, tanto que recibió en el país hermano un premio nacional de literatura y publicó su fundamental obra El pez de oro (1957). En el Perú fue ignorado casi toda su vida, incluso a su regreso en 1964. Moriría sin mayores reconocimientos en 1967, dejando inéditos varios libros importantes.
Churata representa un momento crítico de nuestros cruces sistémicos entre literatura “culta” (la vanguardia letrada) y literatura indígena (con su universo de oralidades).
Conocedor del aimara, Churata traspuso en letra de molde la cosmovisión indígena y creó una de las obras más singulares de las literaturas peruanas (porque no hay una “sola” literatura peruana, como entienden nuestros periodistas).
El 2010, el gran investigador italiano Riccardo Badini publicó La resurrección de los muertos, dando de este modo nuevo impulso a los estudios churatianos. Se sumó así y fue seguido también por otros críticos como Helena Usandizaga, Ulises Juan Zevallos, Elizabeth Monasterios, Omar Aramayo y Mabel Moraña, quienes han publicado agudos estudios sobre Churata o ediciones de sus obras.
Las khirkhilas o “rasgueos del charango”
Ahora la joven y brillante estudiosa italiana Paola Mancosu ha publicado un poemario inédito de Churata, bajo el título de Khirkhilas de la sirena, que como se menciona arriba, se puede parafrasear como los rasgueos del charango de la sirena lacustre del Titicaca, o, en lenguaje occidental, la música de las sirenas, viejo tópico que nos remite a la Odisea.
Pero en este caso la alusión a las sirenas se debe a la mitología aimara preincaica, en que esa divinidad habitaba el lago Titicaca y era venerada en el ídolo de Copacabana, sobre el cual se erigiría afines del siglo XVI el famoso santuario a la Virgen que ostenta ese nombre.
Este es un poemario intenso, lleno de cosmología andina y ritmos sorpresivos, que bien merece situarse en el conjunto de nuestra nueva literatura indígena, tan ignorada por el limeñocentrismo de los achichados medios capitalinos. Ojalá lleguen más ejemplares a nuestras librerías, pues el volumen se publicó en La Paz y ha circulado muy poco en el Perú.