OPINIÓN | Giancarla Di Laura Morales: Mi recuento rocoto
Por Giancarla Di Laura Morales / investigadora y crítica literal
Esta es la época del año en que críticos literarios, periodistas, activistas y escritores de todo calado hacen sus recuentos del año, destacando lo que les ha parecido más notable de la producción literaria en los doce meses que se han ido. Si bien esta es una práctica de larga data y que tiene muchos lectores, sobre todo entre quienes se dedican al cultivo de las letras para ver si los mencionan, quiero ahora ofrecer una visión más abarcadora y a la vez cuestionadora de esta práctica de los recuentos literarios publicados en los medios masivos.
Me refiero a que nuestro periodismo cultural sigue enfrascado en una visión tradicional y discriminadora de la producción literaria que se hace en el país. Hablo desde un concepto amplio de literatura, que en el Perú no puede reducirse a la lengua dominante y el sistema de la escritura impresa en español. Lo que suele entender como “literatura” en los mencionados recuentos viene cargado de una visión neocolonial de las prácticas discursivas, pues elimina del mapa todo lo que se hace en las cerca de cincuenta lenguas indígenas que todavía se hablan en nuestro país.
¿Dónde están las menciones a nuestros narradores orales, a nuestros intérpretes de Ikaros amazónicos? ¿Dónde en la cabeza de nuestros periodistas cabe siquiera una remota idea de la riqueza del mundo imaginario que se despliega en shipibo, en matsiguenga, en quechua de distintas variantes, en fin, en todas aquellas lenguas que constituyen un riquísimo legado que durante siglos de occidentalización no ha podido ser eliminado? Ni siquiera las protestas feministas, que reclaman por una justa visibilidad, avizoran la dimensión del problema, pues se reducen a enumerar hasta la última bequita o distinción ganada por alguna de sus correligionarias.
Ya lo había dicho el maestro Antonio Cornejo Polar desde los años 70: en el Perú coexisten de manera superpuesta y asimétrica distintos sistemas literarios, de los cuales, el dominante en español es apenas la punta de un iceberg inmenso de idiomas y culturas que son en realidad la forma de expresarse de la mayoría de la población.
Así que, querido lector, no se deje llevar por los fuegos fatuos de los recuentos, que en varios casos, además, favorecen los intereses de editoriales comerciales. En otras palabras, se trafica con los prestigios literarios para vender mejor.
Pero si de todas maneras le gusta leer en los géneros de formato europeo, es decir, en géneros como el cuento, la novela o la poesía impresa, mis gustos van abiertamente por el libro de cuentos Siete noches en California y otras noches más... y la novela La culturalfrontera del paraíso, de Eduardo González Viaña, agudos testimonios de la migración latinoamericana a los Estados Unidos, drama que viven decenas de miles de peruanos, ficcionalizados en una prosa de gran factura que no escatima giros hacia el mundo de los sueños y la magia.
Otra notable novela republicada este año (apareció en versión digital el 2012) es El espía del Inca, de Rafael Dummet, que dramatiza el encuentro de Cajamarca de 1532 a través de personajes muy bien diseñados que además acusan rasgos culturales propios de su procedencia étnica y lingüística.
En poesía destaco la recopilación Lejos de todas partes de Carlos López Degregori y la edición peruana de El Zorro y la Luna. Poemas reunidos 1981-2016, de José Antonio Mazzotti, que recibiera este año el galardón de poesía más importante de América Latina, el Premio José Lezama Lima que otorga Casa de las Américas en Cuba a una obra publicada. Este premio, cabe destacar, solamente lo han recibido antes dos peruanos, José Watanabe el 2002 con La piedra alada y Carlos Germán Belli el 2009 con Más que señora humana.
Por supuesto que hay muchos otros libros que he leído y que merecerían mención, pero para eso remito a mis lectores a los recuentos ya mencionados, que, después de todo, cumplen en cierta medida con informar, si bien sesgadamente en su mayoría, la literatura europeoide que se hace en el Perú. El mejor recuento, a mi parecer, sigue siendo el de Ricardo González Vigil en Caretas (viernes 28 de diciembre), que es mucho más abarcador y sereno que los de El Comercio, La República, El Peruano, Perú 21 y otros medios cuyas páginas culturales siguen siendo el mismo y aburrido ejercicio de la convencionalidad.