OPINIÓN | Giancarla Di Laura Morales: La fiesta macha del Marqués
Por Giancarla Di Laura Morales / investigadora y crítica cultural
¡Ya no ya! La 24a Feria Internacional del Libro en Lima se inauguró este jueves 18 de julio entre gran pompa y elegancia con la presencia del presidente Vizcarra, algunos de sus ministros, los alcaldes de Lima y Jesús María, el director del Instituto Cervantes (el poeta Luis García Montero, que nos visitó en estos días desde España) y otras personalidades sentadas en la mesa.
En total: nueve hombres blancos o blanquiñosos, bien enternados, y supuestamente representantes de lo más granado de nuestra cultura letrada institucional. ¿Qué falta en esta foto? Es fácil adivinarlo: no había una sola mujer, salvo un dibujo momentáneo de Victoria Santa Cruz en pantalla gigante, como para decir que las mujeres negras están presentes, pero no en persona.
Esta práctica de la hiperexposición masculina en los eventos en torno del Marqués de Vargas Llosa no es nada nueva. Ya había sido denunciada en una carta firmada por más de cien escritores en relación con la 3a. Bienal de Novela Mario Vargas Llosa que se realizó hace un par de meses en Guadalajara, México.
La carta se quejaba de que había muy pocas mujeres invitadas y que entre los cinco finalistas sólo estaba una mujer, la nicaragüense Gioconda Belli.
Pero no es eso lo que me preocupa, sino lo que hemos venido señalando desde hace varias semanas: que por más cartas de queja que se escriban pidiendo mayor visibilidad femenina, la esencia de estos eventos mediáticos en torno al escritor hispano-peruano es la de la mercantilización y la imposición simbólica (por abundante y frecuente) de un modelo de intelectual que no cuestiona, sino más bien defiende la economía de libre mercado y la agresión a regímenes políticos que se apartan de los intereses del capitalismo mundial. La agenda neoliberal es evidente, y favorece exclusivamente a los turiferarios del premio Nobel.
La lucha de las mujeres por tener mayor presencia en la fiesta del Marqués se limita, en muchos casos y lamentablemente, a reclamar espacios de difusión y reconocimiento por parte de quienes detentan el poder mediático y editorial. Es decir, que si se las incluyera en mayor número, todo estaría bien.
Pero sabemos de sobra que no es así. Claro que las mujeres merecemos mayor presencia en la escena cultural, pero el problema de fondo no es ese, sino el sustento ideológico del machismo, que va de la mano con la complacencia con el sistema comercializado de la literatura, que abunda en frivolidad y mal gusto.
Veremos cómo se desarrollan las cosas en las próximas dos semanas que dura la feria. Auguramos más de lo mismo. Esperar algo distinto sería pedirle peras al olmo. No seamos ingenuos.