10/08/2022 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
“Ustedes, los americanos, nos llevan una gran ventaja”- me dijo hace poco un amigo español y agregó: “¡Ustedes se libraron de Fernando!”
Se refería al rey Fernando VII bajo cuyo gobierno la América se alzó en armas y conquistó su libertad.
Pocos hombres hay en la historia que, como Fernando VII de España, monopolicen y merezcan tantos y tan merecidos epítetos como vil, despreciable, cobarde y felón,
No hay, en cambio, personajes cuya fama y vigencia llegue a nuestro tiempo y ocasionen tanto aplauso y discusión incluso hoy día como nuestro Simón Bolívar. Hay quienes lo ven gobernando en nuestros días y produciendo el milagro de la América hispana unida en una asombrosa Patria Grande.
Al lado de su padre, el futuro Fernando VII fue pre so obediente y súbdito empalagoso de Napoleón Bonaparte quien, con su anuencia, impuso a su hermano José como monarca de España. Tanto los reyes como la nobleza se inclinaron serviles ante el amo francés en tanto que la independencia solo pudo ser conseguida con sangre y heroísmo por el valiente pueblo español.
Llamado por error el Deseado, pronto reveló sus tendencias absolutistas y traidoras contra el pueblo que lo había ungido, llamó a la intervención extranjera contra los suyos, suprimió la moderna Constitución de Cádiz, persiguió a los liberales y devastó la hacienda pública. Hizo todo lo posible para que la historia lo recordase para siempre como “el felón”.
Sin embargo, aquí en el otro lado del mar, un hombre llamado Bolívar dio cara al enemigo en decenas de batallas. Condujo la guerra en el más vasto territorio del mundo durante el siglo XIX. Conquistó la libertad de millones de hombres y quiso formar para todos ellos una sola patria soberana y justa.
Y por fin, el testamento que nos ha dejado tendrá que ser cumplido un día. Dijo Bolívar: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria. Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo”.
Tienen razón nuestros primos de la península en envidiarnos. Tenemos una utopía como herencia y, para cumplirla, tenemos la espada de Simón Bolívar.
Síguenos en redes sociales