23/06/2022 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
Platón en su diálogo llamado “Protágoras”, entre Sócrates y el sofista Protágoras, cuenta el “Mito de Prometeo”, según el cual, los dioses ordenaron a Prometeo (el previsor) y a su hermano Epimeteo (el imprevisor) que distribuyera las capacidades entre los seres humanos, lo cual este último no hizo, al habérselas dado solo a los animales.
Prometeo debió corregir este error y robó el fuego de Hefesto, así como el saber técnico de Atenea para dársela a los seres humanos. Prometeo no tuvo tiempo de sustraer el sentido del pudor y justicia sin los cuales una sociedad no podría constituirse. De allí que Zeus, al ver la humanidad en peligro de desaparición, envió a Hermes para que repartiera a todos los hombres la justicia y el sentido de la moral.
Así, el mito distingue dos aspectos de la razón humana: la dimensión técnica y la dimensión moral, como péndulos necesarios del desarrollo de las sociedades. Desde los inicios de la vida republicana, el Perú ha tenido el paso de luminarias cuya visión ha albergado el fuego de inteligencia para dársela al país. La pregunta es, ¿por qué la llama encendida duró tan poco?
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Doscientos años de vida institucional nos han llevado a constatar que nos mantenemos aún en la fase política previa al desarrollo humano. Conscientes de las injusticias y desigualdades, nos estaría faltando cruelmente la sensibilidad moral y social, las cuales permiten que cada ciudadano se ocupe de sus propios intereses, respetando los intereses y necesidades de los demás. Pese a que hemos debido sobrevivir los embates sociales y políticos de la historia, nos seguiría faltando ese Zeus de moralidad y justicia, como complemento necesario para el funcionamiento de nuestra sociedad.
Pero, ¿por qué ambas nos siguen faltando?, ¿será porque tienen un valor intrínseco? Es lo más seguro, debido a que se ven opacadas por la ausencia de cultura y virtud, la naturaleza autodestructiva, la sed de poder, el aumento de necesidades cada vez más insatisfechas, o las mentalidades acostumbradas a vivir en la ilegalidad.
La tarea de Prometeo en los Andes es entonces reavivar ese fuego de inteligencia que permita romper las dinámicas perversas que lastran de manera inmisericorde las posibilidades de desarrollo. Siendo conscientes de nuestro devenir y propia naturaleza, la sociedad debe todavía superar estas deficiencias, elevándose con el apoyo de ciudadanos conscientes, racionales y políticos, que entiendan el valor de vivir en comunidad.
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