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OPINIÓN | Carlos Jaico: Alegato por la Bicameralidad

“Con una definida separación de poderes, la bicameralidad debe venir a aportar a la sociedad peruana la paz social necesaria, alejándola de la zozobra y conflicto político”
19-05-2022

En su octava carta filosófica “Sobre el Parlamento”, Voltaire plantea que Inglaterra había logrado la estabilidad política gracias a la Cámara de los Lores y a la de los Comunes.

Para esto escribía: “La nación inglesa es la única que ha llegado a regular el poder de los reyes resistiéndoles, y que, de esfuerzo en esfuerzo ha establecido finalmente ese gobierno, sensato, en el que el príncipe todopoderoso para hacer el bien, tiene las manos atadas para hacer el mal; en el que los señores son grandes sin insolencia y sin vasallos y en el que el pueblo comparte el gobierno sin confusión.”

Esta carta aunaba la experiencia histórica y social del mundo con la finalidad de lograr sociedades capaces de vivir sin mayores conflictos. El fundamento para Voltaire, y los pensadores del siglo de las luces, era evitar la acumulación de poder en una sola persona o grupo, debido a la consabida ambición de los gobernantes por acumular poder y más poder.

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En consecuencia, a nuestras sociedades les faltaría ese contrapeso el cual, como lo describe Voltaire, faltaba a los romanos cuya sociedad estaba siempre dividida, sin que hubiera un poder mediador que pudiese conciliarlos.

Pese a esta advertencia, en los albores de la democracia se pensó que la solución era una Cámara única como lo fue la Convención Francesa o en los Estados Unidos de Norte América, pero en ambos casos fracasó. Víctor Andrés Belaúnde en “El Debate Constitucional” refiere que las experiencias vividas en América Latina impulsaron la desaparición del modelo unicameral, como sucedió en el Perú con el intento de la Cámara única de 1822.

Dos siglos después, los hechos históricos en nuestras latitudes confirman que las decisiones tomadas por una persona o grupos en el poder -con bajos niveles morales, ínfima experiencia y una finalidad personalísima-, tienen como consecuencia el avasallamiento de los ciudadanos y altos niveles de corrupción.

Las experiencias cercanas en el tiempo han hecho ver cómo el Poder Legislativo ha absorbido al Poder Ejecutivo, o también convertido el Poder Legislativo en mesa de partes del Poder Ejecutivo. A esto debemos sumar la debilidad institucional de los partidos políticos, así como el precario diseño constitucional en las relaciones entre los poderes.

Con una definida separación de poderes, la bicameralidad debe venir a aportar a la sociedad peruana la paz social necesaria, alejándola de la zozobra y conflicto político el cual, en su extremo, nos lleva a las amenazas dictatoriales, tanto de izquierda como de derecha.

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