OPINIÓN | Antero Flores-Aráoz: Los espías y el son se fueron de Cuba

Más que evidente que, existiendo un solo país, refiriéndonos a Cuba, en la práctica estemos ante dos realidades diferentes. En efecto, por un lado, tenemos la bellísima y más grande de las islas caribeñas, con sus magníficas playas, con sus maravillosos campos de cultivo de azúcar, con su gente afable y cariñosa, con su Historia ilustrativa, con figuras señeras como don José Martí.

En ésa misma isla hemos tenido altísima cultura, pero, además, arte esplendorosa como la de doña Alicia Alonso, sus grandes pintores, su música popular con las espectaculares interpretaciones de Olga Guillot, Celia Cruz y Pablo Milanés entre tantos otros, con sus boleros amorosos como también nostálgicos, con su son y bailes deliciosamente alegres, con la famosa Guantanamera y Benny Moré.

Inolvidable por cierto “El son se fue de Cuba” y realmente se fue, pues la Cuba que se conoció hasta antes de 1952 es distinta, diríamos muy distintas. En ese año se entronizó la nefasta dictadura de Fulgencio Batista, pero en 1959 vino otra, como fue la de Fidel Castro, luego continuada por su hermano Raúl y otros seguidores.

Esa Cuba, que se autodenomina socialista, muy poco ha hecho para elevar el nivel de vida de su población. Dicen sus autócratas que hay Democracia, empero tiene partido único, con imposible alternancia en el poder y sus elecciones son un cuento.

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La conocida canción “El son se fue de Cuba” diríamos que es cierta, que se fue, pero también con miles de miles de cubanos, pues estando a escasos 425 kilómetros de los Estados Unidos de América, muchísimos cubanos emigraron o simplemente fugaron hacia dicho país.

No solo el son se fue de Cuba, sino que también salieron innumerables Che Guevara, que llevaron la revolución comunista cubana a otros países, felizmente en el Perú, sin el éxito que se proponían, pero también enviaron a espías y operadores políticos a otras latitudes, muchos de ellos con disfraz diplomático y propiciando protestas populares, tirando la piedra y escondiendo la mano.

Se sospecha que el actual embajador de Cuba en el Perú, distrae sus obligaciones diplomáticas en otras tareas ajenas a su función oficial, y que, por sus anteriores actuaciones, se podría decir que no son las relaciones internacionales formales, las de su especialidad.

También se menciona que el número de funcionarios diplomáticos cubanos en nuestro territorio es desproporcionado al número de los diplomáticos peruanos en Cuba, por lo que bien nuestra Cancillería podría poner coto y corregir la asimetría.

Leemos, escuchamos y vemos en los medios noticiosos de estos últimos tiempos, que vienen cubanos en número no creíble para hacer turismo, por lo que bien desde el Congreso se podría inquirir a la Superintendencia de Migraciones, para que informe el número de cubanos en el Perú, los que han ingresado mes a mes durante el último año, las ocupaciones de cada cual, así como sus calidades migratorias y, de corresponder, tomar las acciones que demandan la protección de nuestra soberanía y por supuesto la tranquilidad pública, que tanto desea.

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