09/12/2018 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
Semanas atrás, falleció Enrique Bernales Ballesteros, que ha dejado una espectacular herencia de valores cívicos, de docencia, de ejemplo imborrable y de acrisolada seriedad académica.
Mis recuerdos de Enrique, datan desde el Colegio La Salle, del que egresó dos años antes que quien escribe.
En los años escolares, dos años de diferencia significan bastante distancia, pero en el caso de Bernales no se dejaban sentir, quizás por su impronta servicial y amistosa, o quizás por su cercanía con Fernando Flores-Aráoz, compañeros de clase de toda la educación escolar.
Enrique Bernales tuvo vocación docente desde su juventud, ya que ni bien salido del Colegio, y estando aún en la Facultad de Letras de la PUCP, estableció una academia de preparación para el ingreso a la citada universidad, acompañado de Yolanda Osterling Holder y del mismo Fernando Flores-Aráoz, en que colaboraban algunos otros universitarios como Fernando Elías Mantero.
La academia pre-universitaria funcionaba en lo que era -y aun creo que es- el Centro Católico de Miraflores, detrás del Cine Pacífico. Gran parte de quienes fuimos preparados allí, ingresamos a la Católica al primer intento y, luego tendríamos presencia destacada en los claustros universitarios, en donde la relación amical con Enrique se fortaleció y creció.
La vocación docente de Bernales, probablemente era genética, pues su padre fue destacado director de la principal escuela pública. Enrique, como estudiante universitario, se vinculó a la Democracia Cristiana, como muchos otros de sus condiscípulos con quienes compartía dirigencia estudiantil en las correspondientes federaciones, realizando tareas directrices con otros alumnos de la época, aunque de diferentes universidades, como por ejemplo Max Hernández Camarero y Oscar Espinoza Bedoya.
Enrique no fue abogado, pero si doctor en Derecho, con gran versación jurídica y comprometido con lograr el Estado constitucional y democrático, defendiendo siempre las causas justas y ejerciendo la docencia universitaria, en que forjó a muchísimas promociones de valiosos profesionales.
Cuando joven, fue seducido por planteamientos de izquierda, y ello, quizás motivado por la inclinación de la Democracia Cristiana hacia el sector zurdo, y porque el sector desarrollista del social cristianismo personificado en el PPC, no supo captar ni aglutinar a los jóvenes valores coetáneos a Bernales.
Nuestro querido Enrique Bernales estuvo alejado de las actividades empresariales y de las laborales vinculadas a ellas, pues prefirió la academia, la docencia y la cultura, sobre todo la música. Fue gran melómano y dirigente de Prolírica y Romanza.
En lo político fue por tres veces Senador de la República, y en su último periodo coincidimos en el Parlamento, él en la Cámara Alta y yo en la de Diputados, volviéndonos a encontrar casi cotidianamente, intercambiando pareceres y aprendiendo de su sapiencia, pues varias veces como Vice Presidente del Senado tuvo que presidir sesiones del Congreso y de la Comisión Permanente.
Quienes disfrutamos de su amistad, extrañaremos su bonhomía, su docencia en valores, su determinismo democrático y su defensa del mismo sistema. No en vano fue uno de los autores del comunicado recientemente publicado, llamando a unir fuerzas por la democracia peruana.