05/01/2021 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
Los malos entendidos o discusiones entre los padres, si se producen de manera cordial, tienen muy poco o ningún efecto en los niños. Sin embargo, cuando recurren a los gritos, insultos y faltas de respeto-más aún en un país con altos índices de violencia familiar-, pueden traer efectos muy negativos en su desarrollo.
“Las discusiones, si van cargadas de hostilidad y faltas de respeto pueden perjudicar el desarrollo de los niños y niñas, sobre todo si se dan de forma continua”, sostuvo Zaira Peralta, psicóloga infantil. En tal sentido, mencionó las tres principales consecuencias que tienen estos actos en los menores.
1 Aumento de estrés: Los pequeños pueden registrar episodios de estrés. Esto podría afectar su desarrollo cerebral y provocarles dificultades para concentrarse.
2 Mal manejo de las emociones: Vivir en un entorno cargado de hostilidad y violencia hace que les resulte más complicado manejar y expresar sus emociones de manera adecuada, en especial aquellas relacionadas con la ira.
3 Ansiedad y depresión: Estos problemas están relacionados al temor de lo que pueda suceder con su familia y la posibilidad de perderla.
◼ ¿Cómo convertirlas en un espacio de aprendizaje?
Es importante que los desacuerdos entre los padres siempre estén cargados de un clima de respeto, sin gritos ni insultos. Si el enfado llega a ser demasiado, hagan una pausa y retomen la discusión cuando estén más calmados. La comunicación entre padres e hijos es clave para hacer frente a estas situaciones.
Peralta remarcó que es importante explicar a los niños que es normal tener diferentes opiniones, además que pueden aprovechar estos momentos para expresas sus puntos de vista con respeto. El objetivo es negociar y buscar soluciones.