Destapan red que “vende a las chicas por catálogo”
Un equipo mixto de agentes de la Policía Nacional continuó las pesquisas para identificar y capturar a los cabecillas de una organización dedicada a reclutar menores de edad, con fines de explotación sexual.
La pista sobre este condenable negocio la dio María Fernández Vásquez, de 43 años, quien fue detenida el último viernes cuando se encontraba en una agencia de transportes ubicada en la intersección de las avenidas José Leonardo Ortiz y Francisco Cúneo.
La mujer pretendía viajar al balneario de Máncora acompañada por Óscar Fernández Gonzales y la menor de iniciales M.K.V.B (16). La versión de los agentes del Área de Investigaciones de Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes, es que la adolescente iba a trabajar “como mesera” en una cantina.
En un breve interrogatorio María Fernández Vásquez admitió a los agentes del orden que junto a M.K.V.B iba a trabajar en la venta de licor en una picantería del balneario.
Sin embargo, gracias a un trabajo de seguimiento realizado por agentes encubiertos, la policía estableció que la organización delictiva está dedicada exclusivamente a captar jovencitas de entre 18 y 25 años para que supuestamente “trabajen como anfitrionas o recepcionistas en importantes eventos”.
Uno de los participantes en las investigaciones dijo ayer que han sido identificados algunos de los cabecillas y sus contactos, así como parte de los locales, especialmente en los balnearios del norte o clubes nocturnos de Piura, Sullana, Talara y Tumbes, que piden contar con los servicios de estas jóvenes.
“Se han dado casos que algunas de estas jóvenes han sido drogadas y secuestradas para obligarlas a ejercer la prostitución. Ellas son obligadas a pagar la habitación y por la protección que supuestamente les brindan los proxenetas”.
Entre las jóvenes sometidas a estas formas de explotación sexual, además de peruanas, hay venezolanas, colombianas y ecuatorianas, entre otras nacionalidades a quienes, en clara flagrancia a los derechos de las personas, las muestran en catálogo a sus potenciales clientes.
La policía encargada de las investigaciones ha establecido que entre los integrantes de la red de traficantes hay individuos que simulan ser empresarios vinculados a la organización de espectáculos artísticos que “enganchan” a las chicas con la promesa de darles trabajo en elencos artísticos y que siempre resulta ser una farsa.