28/02/2019 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
El Piura, el único río de la costa peruana que no desemboca en el mar, sino en la laguna de la Niña, continúa generando zozobra entre millones de habitantes asentados en sus riberas.
Ahora a este río cambiante y caprichoso lo conocen como “el río ciego”, precisamente por no desembocar en el océano Pacífico como todos los otros. A media mañana cundió la alarma cuando los especialistas anunciaron que su caudal se había incrementado en 1,503 metros cúbicos por segundo.
La preocupación fue mayúscula en el denominado Bajo Piura, fundamentalmente, en Catacaos, Vice, Bernal, La Arena y Sechura, donde la población improvisó medidas de emergencia ante la posibilidad de que continuara la creciente como en 2017 cuando las aguas prácticamente arrasaron localidades, sembríos y ganado.
El comentario de la población y de las mismas autoridades es que los trabajos a destiempo pusieron en evidencia la poca preparación de las autoridades ante la emergencia. Ya se advierte que el caudal del río ha afectado muchos tramos de las defensas.
En tanto, el jefe del Senamhi, Jorge Carranza, aseguró que las lluvias más importantes se producirán en marzo, es decir en esta semana.
Esa cantidad de metros cúbicos por segundo que ayer alcanzó el río (1,503m3/seg), no se registraba desde el fenómeno del Niño costero, en 2017.
El jefe del Indeci, Jorge Chávez, señaló que se alertó a toda la población de manera preventiva, a fin de evitar que generen daños en el Bajo Piura por un posible desborde, pero, basándose en datos meteorológicos del Senamhi, tomados a su vez de NOAA, el jefe de la entidad ratifica que las precipitaciones más intensas serán a partir de mañana.
“No falta nada y hay que estar alertas, porque, como precisan los informes meteorológicos, marzo es el mes clave y deben ponerse en marcha todas las alarmas para prevenir desbordes e inundaciones”, señaló.
“Nos estamos acercando al umbral de riesgo que es de 1,900 metros cúbicos por segundo. Por el momento, el cauce no ha subido todo lo que esperábamos. Seguramente llegue a una subida de 1,700 por las aguas del Ñacara”, mencionó.
Los pobladores de los caseríos de Simbilá, Viduque, Santa Rosa, vigilan muy cerca las defensas ribereñas del río Piura para alertar a sus vecinos sobre posibles desbordes.
Sin embargo, hay preocupación porque a lo largo de las riberas han sido instaladas una serie de compuertas que fácilmente pueden ser “barridas” ante un aumento del caudal. “Estas compuertas son un grave peligro para los caseríos aledaños, dice la dirigente Lourdes Ruiz Barrientos.
Lo cierto es que son cientos los pobladores de las localidades del Bajo Piura que están pendientes del comportamiento del río. El regidor de Villa Pedregal Grande, Nazario Aquino, dijo a los medios que el nivel de las defensas ribereñas no es suficiente para controlar el agua que se tiene previsto para esta temporada.
Ahora salen a luz las deficiencias de las obras de prevención y rehabilitación. “Estas debieron realizarse mucho antes, con supervisión y control técnico”, dijo ante la interrogante de una periodista limeña.
Pedregal Chico, es una localidad pequeña, acogedora y donde las familias cocinan potajes muy agradables, donde ahora la tensión se nota: muchas familias, alertadas por la crecida del río, evacuaron sus pertenencias a los techos de sus casas.
El objetivo es salvar todo lo que se pueda, pues la experiencia de los años pasados les dice que “cuando vienen las aguas, se llevan todo lo que encuentran a su paso”. Ellos viven con la incertidumbre de cuándo llegarán las lluvias y las crecientes que -como dicen- serán devastadoras.
“No tenemos un lugar alto dónde ir. Escuchamos a los bomberos avisando que el río estaba creciendo, por eso estamos guardando lo que podemos, no queremos volver a vivir lo que pasamos hace dos años”, dijo Aidé Martínez Vílchez.
Improvisación a la vista
El alcalde de Catacaos, José Muñoz Vera, dijo que la maquinaria necesaria para el reforzamiento de los cinco puntos críticos que tiene esta ciudad viene sufriendo ciertas demoras debido a problemas de gestión con el gobierno regional. Indicó que el retraso afecta a las más de 5,000 familias que viven cerca del sector. Este es un comentario que lo repiten pobladores y autoridades de diversas localidades del Bajo Piura. Como una cosa de emergencia, las autoridades regionales dispusieron la colocación de sacos de arena en algunos puntos críticos de las defensas, en el Bajo Piura.
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