29/12/2019 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
Desde principios del siglo XXI, la Iglesia Católica recibió numerosas denuncias de abuso sexual contra quien era uno de sus miembros más reconocidos y poderosos: el arzobispo de Washington y cardenal, Theodore McCarrick. Y durante ese mismo período de tiempo, McCarrick envió más de USD 600.000 de la institución a cientos de miembros del clero, entre los que se contaban dos papas -Juan Pablo II y Benedicto XVI- y decenas de funcionarios a cargo de investigar denuncias contra él.
Las revelaciones se desprenden de una investigación de The Washington Post, y echan un manto de dudas sobre la manera en que McCarrick escaló posiciones en la Iglesia y logró mantenerse en uno de sus puestos más jerárquicos pese al creciente número de denuncias sobre su conducta.
Según sus acusadores -al menos siete han hablado públicamente o recurrido a la Iglesia al día de la fecha- los primeros casos se remontan a la década de 1970. Según consignó un funcionario al tanto de su conducta, el arzobispo solía llevar estudiantes del seminario que dictaba a una casa que tenía en la playa y, allí, los presionaba para que durmieran con él. El cura dijo no estar al tanto de cualquier contacto sexual, pero indicó que de igual manera lo consideraba inapropiado. Otros casos, como uno concerniente a un monaguillo de 16 años, si incluyeron actos constatados de abuso sexual.
Primer cardenal castigado
McCarrick, no obstante, solo fue removido del clero en febrero de este año luego de ser encontrado culpable de solicitar sexo durante confesión y cometer “pecados” con niños y adultos, delito agravado por abuso de poder. Fue el primer cardenal -el rango más alto que puede conceder el Papa- en recibir un castigo tal por delitos de esa índole. En su única declaración pública desde las acusaciones, McCarrick le dijo a un periodista que no creía ser culpable de aquello por lo que lo acusaban.
El arzobispo sacaba los fondos de una cuenta recóndita de la Archidiócesis de Washington, de la cual se hizo cargo en 2001. Allí le llegaban donaciones de fieles -muchos de ellos personalidades poderosas de Estados Unidos- que el luego distribuía prácticamente sin supervisión.
A la cuenta llegaron más de USD 6 millones a lo largo de 17 años. Y si bien los registros muestran que millones fueron destinados a obras de caridad en Estados Unidos, Roma y organizaciones en países vulnerables, también significa que el sacerdote dirigió un 10 por ciento de los fondos recaudados al otro propósito.
Consultado por el medio, un vocero del Vaticano rechazó comentar sobre el reporte. Por su parte, miembros del clero que recibieron dinero del ex cardenal durante esos años aseguraron que se trataba de regalos que suelen hacerse entre líderes católicos durante la temporada festiva, o que bien podían ser gestos apreciativos de su labor.