COLUMNA | Miguel Humberto Aguirre: "Mané, astro mundial"
FUERA Y DENTRO DEL CAMPO. Cuando hace goles se arrodilla en el césped. Mira al cielo y, abriendo sus brazos, da gracias a Alá. Entre dientes una oración. Ratifica su fe. Sus declaraciones, a diferencia de otros, siempre están ligadas a hacer el bien. A trabajar por los que nada tienen. Su pueblo de nacimiento Sédhiou en Senegal.
Sadio Mané, la estrella del inglés Liverpool, es protagonista dentro y fuera de una cancha de fútbol. Marca, con su sencillez, y su verdad, la diferencia con algunos vanidosos, también militantes en el balompié, que lucha por un mañana, pero no se olvida de su pasado.
Ha contado, EN UN REPORTAJE, QUE ÉL EN UN MOMENTO DE SU VIDA PASÓ HAMBRE. Dijo haber nacido en un lugar muy pobre. Confesó no haber ido a la escuela por falta de dinero en su hogar. Nunca conoció un aula. Desde niño trabajó en el campo y, nunca fue a la escuela porque sus padres no tenían los medios para que estudiara.
Su actual éxito en el Liverpool le permite, mensualmente, entregar a un grupo de niños setenta euros. Setenta euros a cada uno de ellos. Son niños de Sedhou, su tierra de nacimiento. Ha construido escuelas, aporta dinero y también su labor en el sitio. Manifestó que ese era el destino de su dinero. Confesó no entender a quiénes son dueños de varios automóviles, de los más caros, y relojes diferentes usando uno para la mañana y otro para la noche. Mi dinero -confesó- tiene otras rutas. En una parte importante, agregó, toma la ruta de mi tierra, con un solo fin, buscar mejorías para los niños que hoy viven allí.
Sadio Mané, ya triunfador en la cancha hoy, también conquista, con sus actitudes fuera de ella. Es un ejemplo para los “huecos” de todo el mundo, porque en todo el mundo existen y, muy luego, se sienten allá arriba olvidando que, todo lo que sube, también baja y, rápidamente. Se debe vivir el presente, sin olvidar el pasado.