Un monje del siglo XVIII da consejos para el desamor
Cómo desenamorarse, era por allá del siglo XVIII el gran debate de la sociedad puritana. Y no fue hasta que un famoso monje que defendía la igualdad de género que en el siglo XVIII, dio algunos consejos prácticos.
Ese monje que en 1736, Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764) explicaba un secreto muy útil a sus numerosos seguidores, refiere BBC Mundo.
Olviden los métodos tradicionales de sangrar y purgar, decía Feijoo, olviden los consejos de Ovidio (huye de la ciudad donde vive el amante, piensa intensamente en todos sus defectos, ocúpate de otra cosa, sacia tu deseo sexual con otra persona).
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El único remedio que de verdad funciona es contrarrestar la pasión amorosa con otra terrible agitación: piensa en algo espantoso al mismo tiempo que evocas la imagen de tu amado. Feijoo admitía que el tratamiento era difícil y aconsejaba sobre cómo elegir las imágenes más eficaces. Funcionan mejor si se trata de algo terrorífico que uno ha experimentado en sus propias carnes y aún mejor si se recuerdan sucesivas imágenes horribles mientras se piensa en el amante. Eso sí, se requiere paciencia.
El ensayo de Feijoo “Remedios del amor” es una muestra típica de cómo funciona su método pedagógico. Utilizando el popular tema del amor (después de todo, ¿quién no ha conocido sus penas?), Feijoo nos arrastra hacia cuestiones filosóficas más profundas.
En este caso, nos invita a reflexionar sobre cómo se originan las emociones. O dicho de otra manera, cómo son las relaciones entre el cuerpo y el alma: cómo las percepciones de los sentidos son capaces de excitar sentimientos y cambios en el cuerpo (por ejemplo, palpitaciones, sonrojos, excitación sexual).
Con un gran conocimiento de la tradicional filosofía escolástica y de los nuevos desarrollos empíricos, sus breves ensayos para desmontar “creencias populares erróneas” e “ideas filosóficas equivocadas” hicieron las delicias de la sociedad española y del público europeo y americano.
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