03/03/2020 / Exitosa Noticias / Cultural / Actualizado al 09/01/2023
Dos filósofos sanmarquinos juntan a su grupo de investigación y reflexionan sobre el aporte de Mauricio Beuchot, cuya diferenciación teórica está en sostener que existe una lectura analógica de la realidad cuya potencialidad puede ser muy útil para nuestro mundo actual. Además, se complementa con un conjunto de artículos que problematizan las tesis del maestro mexicano. Tiene un colofón interesante donde el propio Beuchot responde a las inquietudes de sus jóvenes discípulos. Ya en sí mismo este aporte de esta entusiasta cohorte de filósofos jóvenes, indica que la comunidad intelectual latinoamericana está buscando nuevos referentes y reconociendo agendas temáticas que han sido ocultadas por el dominio de la filosofía de la liberación y las preocupaciones decoloniales, cuyos aportes comienzan a ser cuestionados. Liderados por Natteri, con su Taller de Estudios de Nuestra América, es un muestrario de que el ejercicio filosófico latinoamericanista tiene ya varios sugerentes matices, aunque no siempre sobre las mismas temáticas. Es un saludable indicador que los niveles de discusión sobre la filosofía latinoamericana tienen ya un espectro cada vez mayor y más profundo.
Además, en este caso particular lo ligan a lo ético: “Nuestro compromiso y tarea nos impele a interpretar el modelo de la hermenéutica analógica, no teniendo un horizonte guía donde alguna de nuestras interpretaciones de dicho modelo sea válida o más verdadera, sino en su sentido ético, y por tanto humanista y social” (p. 9). Autores como Torres, Quispe, Sandoval, Flores, Hernández, Del Piélago, y el mismo Beuchot, discuten sobre las fronteras de la hermenéutica analógica. Algunas veces se allanan al pensamiento Beuchot y otras parecen ser cuestionadores, aunque no de los axiomas básicos de la tesis del profesor estudiado sino de sus aplicaciones. El hecho de que dediquen un libro a estudiar este pensamiento de un autor con un espacio todavía con oportunidad creciente sobre su obra es un síntoma de la búsqueda más allá de Dussel, Cerutti, Salazar o Quijano. Dice que las nuevas generaciones de jóvenes latinoamericanistas están cambiando su agenda de reflexión y, con ello, eligiendo un nuevo panteón de héroes intelectuales.
Eso significa que el aporte de los grandes maestros ya ha tocado techo y obliga a replantear renovados lugares de discusión y, acaso, aventurarse a hacer un necesario ajuste de cuentas con las ideas anteriores.