06/01/2020 / Exitosa Noticias / Cultural / Actualizado al 09/01/2023
"Me gusta ver a la gente bailar, es muy divertido. Mientras más alcohol hay, más interesante se pone", dijo Motsi Mabuse, conocida bailarina sudafricana, en la última emisión del 2019 de The Graham Norton Show, sintonizado programa de conversación de la BBC. El formato en que entrevistadores como Larry King o David Letterman dialogaban con artistas inteligentes, personalidades deslenguadas e ídolos populares sobre sus anécdotas, bromas y críticas al establishment, sigue vigente en Inglaterra y EE.UU., aunque aquí nos hayamos acostumbrado a la coprolalia grotesca del "sillón rojo".
La noche de Año Nuevo se celebra, generalmente, bailando. Semanas antes, medios locales ya anunciaban decenas de carísimas fiestas, con zonas VIP, cotillones y horas locas aseguradas en las cuales, con autorización municipal o no, en balnearios del Sur o bulevares de Lima Norte, miles de personas -parejas, grupos, familias- recibirían el 2020. Los terrales que suelen convertirse en discotecas para la ocasión propalaron, al máximo volumen posible, toda la espantosa música que intoxicó nuestros oídos el 2019: Josimar y su Yambú, Daddy Yankee, J. Balvin, Daniela Darcourt, Maluma, Tony Rosado, Grupo 5, Luis Fonsi. Todos juntos y revueltos.
Pero en las casas también se baila. Y casi como un asunto de culpabilidad, algunas radios tuvieron el acierto, pensando -quizás de manera estereotipada- que solo los adultos mayores no salen de casa esa noche, de programar bailables canciones de los ochenta y noventa, muchas de las cuales fueron tan exitosas como Despacito o Felices los cuatro, pero que, en retrospectiva, demuestran ser más estimulantes para saltar a la pista de baile que los golpeteos simiescos del reguetón, los gritos destemplados de la cumbia o las voces de pajarito de las estrellas de la bachata.
Así, las salsas de El Gran Combo, Óscar de León y Eddie Santiago; las cumbias y vallenatos de Lisandro Meza y Carlos Vives; los merengues de Wilfrido Vargas, Los Melódicos y Juan Luis Guerra; y exitazos coreográficos como Macarena, El meneíto y afines; se reactualizaron en las salas-comedores de quienes prefirieron recibir el nuevo año en casa, alejados del tráfico y las sudorosas muchedumbres de gustos y expectativas homogeneizadas.
¿Y "La Hora Loca"? ¿Dónde nace esta convocatoria al alegre baile carnavalesco, el trencito con globos de colores, arlequines y muñecos cabezudos de dunlopillo? Lo desconozco a ciencia cierta pero una cosa es muy concreta: el 75% de canciones de una hora loca promedio pertenecen a décadas pasadas: Los Auténticos Decadentes, Pepe Vásquez, El General, Disco Samba, Axe Bahía, Kinito Méndez. Y es lo que más disfrutan los jóvenes en las fiestas actuales. Toda una reivindicación encubierta al pasado.
Las fiestas de Año Nuevo siempre han sido sinónimo de diversión y escapismo, pero actualmente tienen fuertes elementos de disfuerzo y pose, de apariencias, superficialidades y sordideces que poco o nada tienen que ver con el acto ritual de despedir un año y darle la bienvenida a otro, rodeados de amigos y brindando por un futuro mejor.