Cultural

“Mí pedido, antes de irme de este mundo es 'La Casa del Danzante de Tijeras'”

Qori Sisicha, la historia del ayacuchano que dedicó su alma, corazón y vida a las danzas de tijeras.
danza
28-04-2019

ESCRIBE: CARLA INGA

FOTOS: GERSON HUAPAYA

Se escucha al violín y el arpa con ese sonido característico de los danzantes de tijeras y Qori Sisicha, pese a estar alejado de los escenarios hace más de 5 años, lo siente, lo vive, como si estuviera en un atipanakuy (competencia de danzas), como si tendría que ganar el 'premio mayor', así lo siente y así lo cree.

Rómulo Huamaní Janampa o mejor conocido como Qori Sisicha (La Hormiguita de Oro) es uno de los danzaq más reconocidos a nivel mundial -por no decir el más-. De sangre ayacuchana, el hombre de no más de un metro sesenta ha dado la vuelta al mundo, recibiendo aplausos de Europa, Canadá, China, Estados Unidos y Taiwán. Por si fuera poco, frente a sus tijeras han estado sentados personajes como Gabriel García Márquez y Michael Jackson.

Saliendo de los años más oscuros para el país (terrorismo), allá por los 90's. Qori, hizo todas las gestiones ante Jean Roche, en ese entonces secretario de Cultura de la Unesco, para declarar la danza de tijeras como un Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, pasaron 10 años y ese pedido se hizo realidad.

Veneramos a la madre tierra

Pese a ser un Patrimonio Cultural, muchos se resisten al sonido armonioso de las tijeras, y la combinación de arpa y violín, que según Qori viene desde “los preincas con la llamada Yaku Raymi (fiesta del agua), y lo llaman una veneración al diablo.

Ante esto, el danzaq más honorable y uno de los que tiene más historia, lo desmiente.

“Nosotros veneramos a la madre tierra, que es la que fecunda la que nos da el alimento, también al Taita Inti que es el padre Sol que es el que nos da la energía positiva, al agua, al aire, a nuestros apus, a ellos nosotros les bailamos, eso no tiene ninguna maldad”, me comentaba Qori, mientras acomodaba cada hoja de coca y un poco de chicha de jora encima de una manta andina para hacer el ritual de agradecimiento a la tierra.

Dijo también, que un danzaq es “el mediador entre el hombre y la naturaleza”. Este último pensamiento es que prima, según explica, en el corazón de cada uno de los danzantes, es ese conocimiento el que los motiva a seguir venerando a cada deidad, que para muchos solo existen en los Andes.

Ya han pasado 47 años desde que empezó a vestir esos coloridos trajes y a dejarse llevar por la armoniosa mezcla de violín, arpa y las tijeras -sagradas- de acero, pero aún tiene en mente un objetivo: La casa del danzante de tijeras.

Un anhelo

“Es patrimonio nacional, tiene Día Nacional, pero no tiene un lugar, ni si quiera un espacio donde podamos desarrollar esta magnífica danza. En el mundo la aprecian tremendo, pero acá en Perú, siendo el lugar de origen no le toman la atención merecida”, se le escucha decir a la 'Hormiga de Oro', que ya va por sus 60 años.

Para agregar: “Mí pedido, antes que me muera, antes de irme de este mundo, es lograr conseguir 'La Casa del Danzante de Tijeras', porque para el mundo somos una danza maravillosa”, finalizó.

Antes de terminar esta pequeña crónica, Qori, acaba de recibir un reconocimiento en el Congreso de la República, por su trayectoria y su aporte a nuestra cultura, pero a diferencia de él -que tiene un nombre ganado y con muchos premios en su haber- hay muchos otros danzantes que mueren en situación de abandono, que no tienen seguro social ni pensión que los ampare, una triste realidad.

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