18/09/2021 / Exitosa Noticias / Cultural / Actualizado al 09/01/2023
La Divina Comedia es uno de esos clásicos que muchos citan pero al que pocos le han dedicado, quizás, una lectura completa. Y, sin embargo, adentrarse en el mundo maravilloso de sus 487 páginas escritas en versos endecasílabos es un viaje de ida, sin retorno, hacia la felicidad. Justamente, es por eso que se llama Comedia y no Tragedia, porque tiene un final feliz.
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La obra fue escrita en la llamada Baja Edad Media, una época caótica donde el Feudalismo monárquico en Europa mostraba sus grietas, con continuas crisis acuciantes y la peste diezmando a la población. Una época en la que ya soplaban vientos renacentistas; lentamente se recuperaban los ideales y la cultura de la Antigüedad Clásica, que habían quedado sepultados bajo siglos de cristianismo y, poco a poco, iban naciendo e imponiéndose las lenguas modernas por sobre el latín, que había sido -hasta el momento- la lengua de la erudición.
Nacía, entonces, una literatura más fresca y más cercana a la gente, escrita en lengua romance. Es tiempo de las grandes epopeyas y de los cantares de gesta. Es tiempo, también, en el que los poetas se atreven a la expresión vívida de sus sentimientos.
Es en este contexto que se gesta y ve la luz la gran obra maestra del Dante, La Comedia, a la que luego el escritor Giovanni Boccacio adjetivó como “Divina”, cuando la comentó públicamente.
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Esta obra, la más relevante de la literatura italiana de todos los tiempos, de alcance universal, fue escrita en lengua moderna, desplazando al latín, es por eso que a Dante se lo considera el Padre de la lengua italiana.
Por no apoyar la política del Papa Bonifacio VIII, lo acusan de corrupto y lo condenan al destierro de por vida. Así se dedica a deambular por las ciudades italianas “como un paria que el destino se empeñó en deshacer”. Es entonces cuando nace La Comedia, un incansable vagabundeo por círculos y abismos esotéricos.