La Cámara de Ámbar robada por los nazis sigue perdida
Han pasado 80 años desde que fue robada por los nazis, de San Petersburgo, y hasta hoy no se encuentra la famosa Cámara de Ámbar, regalada por el rey prusiano Federico Guillermo al emperador ruso Pedro el Grande (1717) y considerada como la octava maravilla del mundo.
Mientras se le trata de ubicar, decenas de miles turistas cada año pueden apreciar una réplica de esa Cámara de Ámbar en el Palacio de Catalina, en las afueras de San Petersburgo, que se llamaba Leningrado cuando fue asediada por las tropas hitlerianas en 1941, durante la Segunda Guerra Mundial.
La ciudad le debe el nombre a su fundador, el zar Pedro el Grande, que la levantó en 1703 y la convirtió en la capital de Rusia, dándole una magnificencia que hasta ahora conserva porque fue, durante dos siglos, la capital del imperio zarista.
La reconstrucción
Una réplica de la Cámara pudo ser construída con seis toneladas de ámbar procedente de la costa del Báltico, de las que solo quedaron 1.200 kilos de cristal, que son los que componen el actual mosaico de 5 milímetros de grosor que cubre tres de sus cuatro paredes de la habitación.
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La original fue arrancada por los nazis en setiembre de 1941, con el objetivo de llevarla a la ciudad austriaca de Linz, donde se iba a levantar un museo en honor de Hitler, pero con la derrota alemana también desapareció el tesoro y hay varias teorías sobre su destino.
Una expedición polaca informó que la Cámara estaba en un buque hundido por un torpedo soviético en el Mar Báltico, pero la versión fue falsa. También se cree que fue destruida en el bombardeo británico de septiembre de 1944 o la posterior ofensiva soviética en Kaliningrado, donde los alemanes habían trasladado el ámbar en barco desde Riga.
Historiadores alemanes y rusos creen que el tesoro podría estar oculto en búnkeres o túneles secretos levantados por los nazis en Europa Oriental. Alemania precisamente ayudó a financiar la costosa réplica de la Cámara de Ámbar, tal como era hasta que llegaron los soldados
de Hitler para robarla.
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