El extraordinario gen que hizo especial al cerebro humano
¿Por qué somos como somos? ¿Qué hace que cada uno de nosotros sea único en el mundo? La respuesta está, sin duda alguna, en nuestro cerebro. Y más en particular, en la corteza cerebral, su parte más grande y compleja. Como su propio nombre indica, recubre al cerebro y le proporciona su típico aspecto rugoso.
Eso es lo que manifiesta Victor Borrell Franco, investigador científico de CSIC, de la Universidad Miguel Hernández, en un artículo que publica la BBC Mundo. La corteza cerebral, añade, nos ha permitido pasar del uso de las herramientas más simples de nuestros ancestros a crear herramientas tan complejas como un ordenador portátil, o una estación espacial internacional.
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Para el científico, la evolución de nuestra corteza cerebral es fruto de millones de años de evolución. Tras la gran extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años, los mamíferos más grandes que sobrevivieron. “La incesante acción de múltiples factores siguió creando mutaciones en el genoma de esos mamíferos primigenios, al igual que venía ocurriendo desde el origen de la vida”, refiere.
La corteza cerebral pequeña y relativamente sencilla de aquellos mamíferos primigenios fue aumentando en tamaño y complejidad hasta convertirse en el fenomenal órgano que ocupa hoy nuestros cráneos. “El cerebro es la estructura más compleja y enigmática en el universo. Contiene más neuronas que las estrellas existentes en la galaxia”, añade.
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La nueva investigación del laboratorio demuestra que la alta capacidad de proliferación de las células madre neurales de la corteza humana, y de otras especies con una corteza de gran tamaño, se debe en buena medida al gen MIR3607, cuya función permanecía completamente desconocida hasta ahora.
Es decir: gracias a la aparición del gen MIR3607, el cerebro de los mamíferos aumentó de tamaño durante la evolución, y sigue siendo necesario que las células madre lo mantengan activo.