De zorritos andinos metidos en problemas al popular Run Run
La tendencia (popularidad) en Internet por varios días fue Run Run, un escurridizo zorrito andino sacado de su hábitat natural que terminó como mascota en un asentamiento humano hasta que escapó y movió a las autoridades sanitarias en su búsqueda. Sin embargo, hablar de zorros metidos en problemas es algo muy frecuente desde el antiguo Perú.
El escritor y comunicador Pablo Ignacio Chacón publicó hace unos días el artículo “De zorros y dioses” en www.antiguoperu.com, donde cuenta de estos animalitos tan presente en nuestra idioscincracia.
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“El zorro andino (Pseudalopes culpaeus o Lycalopex culpaeus) siempre fue importante en la cosmovisión de los pastores. Sigiloso y astuto, ataca a los cuyes y a las crías de llamas y alpacas. De ahí su imagen pendenciera y profanadora en los viejos mitos. Pero, aunque es considerado un intruso en el mundo de los humanos, se le respeta en su ambiente natural”, refiere.
Alrededor del año 1600, un hombre de la etnia checa, recopiló los mitos de sus antepasados en el documento que hoy se conoce como “Manuscrito quechua de Huarochirí”.
En el documento se cuenta que, en los viejos tiempos, una llama dejó de comer porque estaba muy triste. Ante la insistencia del pastor que la cuidaba y que quería obligarla a alimentarse, la llama le dijo que no tenía sentido hacerlo porque el mar estaba a punto de desbordarse e inundar el mundo.
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Chacón refiere en su artículo que el hombre huyó con sus animales y su familia hacia la cumbre de una montaña, en donde también se estaban reuniendo los animales silvestres, entre los que estaba el zorro. El agua subió tanto que los sobrevivientes tuvieron que apretarse en la cima para no ahogarse. El zorro no pudo hacer espacio para todo su cuerpo y su cola quedó colgando fuera de la cumbre, por lo que se empapó. Y es por eso -dice el mito- que la cola de este animal es más oscura que el resto de su cuerpo.