11/09/2022 / Exitosa Noticias / Cultural / Actualizado al 09/01/2023
Hace 21 años, el 11 de setiembre de 2001 fue uno de los días más sombríos en la historia de Estados Unidos. Aquella fatídica mañana, casi 20 terroristas islámicos secuestraron cuatro aviones comerciales en la costa este y los chocaron contra las Torres gemelas en Nueva York, el Pentágono en Washington y uno más que cayó en un campo abierto en Pensilvania. Alrededor de 3,000 personas murieron, y hoy, las heridas siguen abiertas para testigos y supervivientes.
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A las 8:46 a.m., el vuelo 11 de American Airlines, con 76 pasajeros, 11 miembros de la tripulación y cinco terroristas a bordo, chocó entre los pisos 93 y 96 de la torre norte, según detalla el 9-11 Memorial and Museum.
Una enorme bola de humo y fuego salía de la edificación de 107 pisos, entonces símbolo del poder económico estadounidense. La aeronave había despegado de Boston con destino a Los Ángeles, pero fue secuestrada por extremistas de la célula Al-Qaeda durante los primeros minutos del vuelo.
Televidentes seguían en vivo el siniestro en la primera torre. Entonces vieron el segundo impacto. “Cuando lo vimos en vivo, ahora sabíamos que esto era a propósito”, sostiene un bombero que aún se encontraban en su estación antes de ir a socorrer a las víctimas.
Se trataba del vuelo 175 de United Airlines, que a las 9:03 a.m. golpeó la torre sur. Viajaba con 51 pasajeros, nueve miembros de la tripulación y cinco terroristas. La aeronave también había partido de Boston y se dirigía a Los Ángeles, pero fue secuestrada entre las 8:42 y 8:46 a.m. y redireccionada a Manhattan, de acuerdo con el Departamento de Justicia.
“El rescate lo tuvimos que empezar con el humo, con toda la tierra que había, no se podía identificar nada, era bien difícil mientras tratábamos de buscar (...) Había mucha gente golpeada, se necesitaban ambulancias”, rememora el rescatista.
La colisión provocó una explosión masiva que arrojó escombros en llamas sobre los edificios y calles circundantes. Fue la mayor agresión contra Estados Unidos. Al final murieron 2,977.
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