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OPINIÓN|Pedro Paredes:Prisionero de sus palabras

Un nuevo capítulo se va escribiendo en la trágica novela judicial peruana, que ojalá fuera solo ficción.

17/01/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Un nuevo capítulo se va escribiendo en la trágica novela judicial peruana, que ojalá fuera solo ficción.El juez Richard Concepción Carhuancho ha sido retirado del caso Cocteles que se le sigue a la presunta banda criminal liderada por Keiko Fujimori. Y eso no es poca cosa. Se trata del juez que ha enviado a la cárcel a casi toda una cúpula política por hechos de corrupción que antes habían sorteado gracias por la protección legal de un podrido sistema judicial que ha sido expuesto en los 'CNM audios'.

Pero la caída de Carhuancho, si lo queremos llamar así, ha sido impulsada por su propia indignación humana que le está prohibida tener, por tratarse de un juez de garantías. Expresarse como un ciudadano ordinario le costó caro, más aún si acusó y afirmó -sin sentencia consentida de por medio- que Fuerza Popular había capturado al Ministerio Público, al día siguiente de conocerse que el exfiscal de la Nación, Pedro Chávarry, había separado a los fiscales Rafael Vela y Domingo Pérez del Equipo Especial Lava Jato.

Su sola palabra lo condenó. No debió, Carhuancho, olvidar que es juez. Pecado mortal, para él, fue dejar aflorar la indignación que millones de peruanos sintieron con la decisión del nefasto Chávarry, con lo que las motivaciones de sus decisiones sobre la cúpula fujimorista quedaron desnudas, despojadas de la imparcialidad que debe primar sobre la justicia ciega que él encarna, alimentando el argumento de los amantes de la impunidad de estar siendo víctimas de una inexistente persecución política.

El abogado Humberto Abanto se ahorró el esfuerzo mental de idear una nueva estrategia, le bastó oír y leer la entrevista de Concepción Carhuancho para plantear su recusación, pues no imaginó que el retiro de los fiscales Vela y Pérez venía con yapa, como regalo de fin de año. Si los dos primeros hoy no estarían repuestos en sus cargos, hoy estaríamos frente a tres mosqueteros caídos.

Mención aparte merecen los integrantes de la Segunda Sala Penal Nacional de Apelaciones. Ellos solo hicieron su chamba, como cuando rechazaron la primera recusación contra Carhuancho y lo confirmaron al frente del caso para las audiencias de requerimiento de prisión preventiva contra la cúpula naranja y, posteriormente, ratificaron la prisión preventiva contra Keiko Fujimori y otros integrantes de la misma cúpula, dictada por el hoy recusado juez. Y si retrocedemos un poco en el tiempo, esta misma sala también confirmó la prisión preventiva contra la ex pareja presidencial Humala-Heredia, también dada por Carhuancho.

Entonces, habría que llamar a la sensatez a los fiscales Vela y Pérez, quienes protestaron por la decisión contra el juez en marras y lanzaron barro contra los integrantes de la Sala, olvidando que en otras circunstancias sus acusaciones fueron respaldadas. Habrá que hacerles recordar que ellos cumplen un rol contra el delito, que los obliga a mantener la cordura para no andar pisando el palito.