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OPINIÓN|Nicolás Lúcar: Desastre con responsables

Lo qué pasó el domingo pasado, y sigue afectando la vida de más de un millón de peruanos que viven en San Juan de Lurigancho, nunca debió ocurrir.
19-01-2019

Lo qué pasó el domingo pasado, y sigue afectando la vida de más de un millón de peruanos que viven en San Juan de Lurigancho, nunca debió ocurrir.Cerca de 2,000 viviendas han sido directamente afectadas por la inundación, han perdido sus bienes y no se sabe aún cuan graves son los daños ocasionados a sus viviendas. La salud de miles de personas ha sido puesta en riesgo y más de un millón de personas están sin agua potable desde hace 6 días.El tubo matriz de desagüe que recoge todas las aguas servidas del distrito colapsó.No duró cinco años, cuando la expectativa de utilidad de este tipo de ductos debería ser de 80 años.

Según han sostenido los expertos del Colegio de Ingenieros, el tubo estaba tendido demasiado cerca del circuito del tren y, por lo tanto, estaba expuesto a intensas vibraciones. Es decir que, para empezar, el tubo no debía estar ahí. Pero si la decisión era ubicar el ducto tan cerca del tren, lo que debieron hacer es tomar en cuenta este factor para escoger un material capaz de resistir tamaña tensión y para darle características a la obra que garanticen que iba a resistirla por 80 años.Obviamente nada de esto se hizo.Ahora sabemos que hace varias semanas empezó a hundirse el piso en la zona, que era una señal de lo que estaba ocurriendo y que en ese momento Sedapal debió actuar. Eso tampoco ocurrió.

Cuando se construyó el tramo 2 de la Línea 1 del Metro de Lima, se presentó la dificultad de que debajo corría la tubería matriz de desagüe del distrito más grande del país, donde viven uno de cada 10 habitantes de la ciudad. Fue entonces que se decidió mover el ducto de 1.5 metros de diámetro a un lado de la ruta del tren.La obra se había licitado y contratado durante el gobierno de Alan García aunque, pequeño detalle, no tenía expediente técnico, y fue construida durante el gobierno de Ollanta Humala.Lo cierto es pese a que la responsabilidad sobre las obras de agua y saneamiento de Lima son una atribución de Sedapal, la obra del tubo de desagüe fue realizado por la misma concesionaria del tren conformada por Odebrecht y Graña y Montero, sin que la empresa pública participe del planeamiento, la supervisión y sin que se sepa hasta ahora cuándo y cómo se entregó la obra y si entonces Sedapal hizo alguna observación. Es más, nadie entiende qué papel cumplieron las supervisoras encabezadas por CESEL que cobraron fortunas por hacer lo que evidentemente no hicieron.

Ahora estamos enfrentando la emergencia. Lo urgente es sacar el agua, limpiar las viviendas, atender a los que no pueden regresar a sus casas, abastecer con cisternas con agua potable a un millón de personas.Lo grave es que no se sabe cuán extendido es el colapso del tubo matriz y si va a ser necesario volver a realizar la obra, lo que supondría cerrar por meses la tubería matriz y dejar sin agua por ese periodo a San Juan de Lurigancho.Nuestros ingenieros deben ocuparse de dar diagnósticos realistas de la situación y ofrecer soluciones.Pero está claro que esto tiene responsables y todos y cada uno de ellos deberían recibir el castigo que les corresponda.Lo que ha ocurrido en San Juan de Lurigancho es una muestra de la falta de respeto por la gente de los políticos que solo tienen cabeza para sus coimas y de empresarios angurrientos a los que solo les interesa ganar lo más posible, así sea al precio de exponer a un millón de personas a lo que están viviendo hoy en San Juan de Lurigancho.

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