OPINIÓN|Nicolás Lúcar: Conspiración en marcha
Tic, tac, tic, tac. El reloj no se detiene.Las fechas para la declaración de los ejecutivos de Odebrecht ante el Equipo Especial del Ministerio Público que encabeza Rafael Vela están fijadas.En febrero y marzo próximos, los principales ejecutivos de la constructora brasileña que fue parte de la más grande red de corrupción tejida en nuestro país, entregarán a los representantes del Ministerio Público la información y las evidencias que serán determinantes para meter en la cárcel a los más notables protagonistas de la vida política y empresarial del Perú de las últimas dos décadas y media.
Y hay que hablar claro: hay una conspiración en marcha para impedir que eso ocurra.La operación para sacar a Rafel Vela y a José Domingo Pérez, que tuvo como principal instrumento al exfiscal de la Nación, Pedro Gonzalo Chávarry, -paradójicamente el mismo que los puso- fracasó. La intención era traerse abajo las tratativas con Odebrecht e impedir que los brasileños hablaran, sacando del camino a quienes habían logrado el acuerdo de colaboración.Se les cayó la operación. Solo lograron generar horas de desconcierto y provocar que las fechas originalmente programadas para los testimonios se postergaran. Chávarry tuvo que renunciar en medio de una situación bochornosa y ahora tiene que enfrentar una investigación por obstrucción a la justicia.
Los conspiradores perdieron una batalla, pero no se crea que se han rendido.Una señal de ello es que Richard Concepción Carhuancho haya sido retirado, por ahora, del caso los 'Cócteles'. Por esas cosas que solo ocurren en el Perú, un investigado que se niega a acatar una orden de impedimento de salida del país y una resolución de prisión preventiva, es decir, un prófugo de la justicia que se niega a someterse a ella y no reconoce sus decisiones, logra sacar un juez emblemático de la lucha anticorrupción porque, supuestamente, no cumplió con las formas.Mientras tanto se ha desatado una campaña que bordea los límites de la histeria para desacreditar el acuerdo con Odebrecht e impedir que este se lleve adelante.
Esta semana se convocó a una marcha que pretendía, supuestamente, recoger la indignación de los peruanos contra una empresa brasileña que nos robó y exigiendo que no vuelva a actuar en el Perú. La marcha paso sin pena ni gloria, según los cálculos más optimistas reunió 500 personas y, lamentablemente, los asistentes que lo hicieron de buena fe, terminaron siendo utilizados por aquellos que no quieren que la verdad se sepa.Son aquellos mismos que han desatado una campaña contra Martín Vizcarra que no busca que el presidente, como cualquier ciudadano, responda ante la justicia a cualquier cargo que se levante en su contra. No, no se trata de eso.
La intención es provocar una crisis que lleve incluso a plantear la vacancia presidencial. Claro que para eso no solo necesitarían tener la razón sino los votos en el Congreso, y todo indica que no tienen ninguna de las dos cosas.Pero el tiempo se les acaba y su desesperación crece. El solo hecho de que Alan García haya tocado la puerta de varias embajadas buscando infructuosamente que lo acepten como asilado político, el intento de sacar a Vela y Pérez del Equipo Especial, los intentos de cancelar el acuerdo con Odebrecht y la campaña contra Vizcarra son parte de lo mismo: la conspiración de los que no quieren que la verdad se sepa, de los que no quieren que quienes nos robaron paguen por ello.Estamos avisados, más nos vale estar alertas.