OPINIÓN|Mario Amoretti: ¿Qué hacer para evitar el incremento de feminicidios y la violencia familiar?
Desde hace varios años se legisló a fin de que la muerte intencional en contra de una mujer sea una figura delictiva autónoma y no se considere como parricidio, es decir, que se penalice, en principio por la vinculación, ya sea por afinidad o por ser o haber sido pareja del victimario; y posteriormente, al que mate a una mujer por su condición de tal, incrementando la pena mínima y la máxima, llegando a fijarla en este último caso, hasta cadena perpetua, siempre que concurran agravantes, señalados en forma expresa. Sin embargo, el incremento de pena no ha disminuido los feminicidios, sino todo lo contrario.
Consideramos que no es el incremento de pena lo que disuade al que mata a una mujer, ni mucho menos legislar sobre violencia familiar, si en verdad no se actúa preventivamente por parte de las autoridades -policías, fiscales, jueces- a fin de evitar que sigan aumentando las víctimas de violencia familiar y feminicidios. El sujeto que actúa violentamente en contra de una mujer o un menor de edad, es un cobarde, basado en un falso machismo que está impregnado en nuestra sociedad.
El maltratador, como se conoce en los últimos casos, está enfermo psicológicamente y en la realidad es casi la totalidad, que luego terminan asesinando a la mujer o maltratando a los niños. Considero que la ley de violencia familiar faculta al juzgado a dictar medidas de protección, y a mi parecer, la primera que debe llevarse a cabo es la pericia psicológica del agresor, quienes recurrente a la pretendida “justificación” de que fueron maltratados en su niñez por sus padres y como ahora son profesionales de “éxito” se niegan a someterse a esta pericia; y aplicando la ley, se les denuncia y detenga por desobediencia a la autoridad.
Asimismo, se debe educar y aconsejar a la mujer maltratada que denuncie. Igualmente, en el caso de los niños que son maltratados y abandonados por su padres, dejándolos solos en las noches o durante el día, a fin de que hagan conocer estos maltratos físicos o psicológicos, pues la Policía puede detener por estar frente a un caso de violencia familiar e inclusive hasta allanar el domicilio del maltratador.
La experiencia nos demuestra que el maltratador es un “cobarde”, pues luego de que son denunciados y en algunos casos detenidos, lloran, se arrodillan y le ruegan a la mujer que retiren la denuncia, que van a cambiar, ofrecimiento que es falso, porque luego terminan asesinando a la mujer.