OPINIÓN|Fermín Silva:Un niño con autismo no está enfermo

La muerte de Kevin, un niño de 10 años con trastorno del espectro autista, el pasado 28 de diciembre de 2018, puso sobre el tapete la falta de conocimiento, voluntad y sensibilidad de la sociedad por reconocer y proteger a un niño con autismo que estaba en riesgo por encontrarse solo, perdido, ausente y sin poder hablar. El autismo no es una enfermedad, es una condición que se caracteriza por presentar alteraciones en el desarrollo generalizado no especificado que se presenta los primeros 3 años y que persiste en menor o mayor grado durante toda la vida, un niño con autismo tiene las siguientes características:

1) Les gusta estar solos, mientras todos los niños juegan con el payasito de la fiesta, el niño está solo en la esquina del ambiente

2) Son excesivamente rutinarios, no toleran los cambios

3) Poseen excelente memoria y alto potencial cognoscitivo

4) Les molestan los sonidos altos

5) No hablan o emiten sonidos sin intención comunicativa, como robots

En el Perú hay un subregistro de niños con autismo por falta de centros especializados para detección y diagnóstico precoz, la ausencia de estos hace que la oferta sea muy costosa e inaccesible para la intervención temprana de estos niños.

La responsabilidad de la formación de un niño con autismo es la familia, el Estado, el sector privado organizado y la sociedad, por eso, las familias bendecidas por la llegada de un niño con autismo deben estar más unidas que nunca, el Estado y el sector privado organizado deben instalar centros especializados de autismo a nivel nacional a costos accesibles que tengan las siguientes funciones:

Detección, diagnóstico precoz e intervención temprana a través de las terapias (lenguaje, sensorial, conductual, sistema alternativo comunicativo, ocupacional, etc.)

Proteger su salud.

Educación integral para la formación profesional e inserción laboral y social.

Apoyar a los padres de familia de un niño con autismo durante toda la vida.

La sociedad debe saber cómo reconocer a un niño con autismo, que está en peligro, como fue el caso de Kevin, nadie tuvo la sensibilidad que ese niño no valoraba el riesgo y murió ahogado. Un niño con autismo no se comunica, no habla, no mide el riesgo, no responde o tarda mucho en contestar o parece como un robot, no mira a los ojos, puede hacer cosas repetitivas, como cogerse las manos o emite los mismos sonidos o ve el mismo video mil veces.

Si reconocemos a un niño con autismo y solo, debemos llevarlo a la comisaría más cercana y poner alerta en todos los medios de comunicación los que deberán estar obligados a interrumpir su programación para hacer el anuncio de servicio público sin esperar las 24 horas, que puede ser demasiado tarde.