OPINIÓN|Eduardo González Viaña:Doctorados Express
Las universidades privadas ofrecen una maestría en administración de negocios gerencial por 65 mil soles. Es el costo promedio. Los doctorados son más largos y costosos.En la calle Azángaro, es posible conseguir licenciado, maestría y doctorado por 1,000 soles. Hay una oferta de combo.Obviamente, más barato y rápido es pagarle a un lustrador cincuenta centavos más de lo que pide. Desde ese momento, uno recibirá el título de doctor.Sin embargo, ni la calle Azángaro ni un lustrador de Lima puede igualar la oferta del Congreso de la República. Allí, se convierten en científicos con solo abrir la boca los representantes del “partido” Fuerza Popular. Como se ha probado, muchos de ellos ni siquiera pasaron por escuela secundaria.
La congresista de esa bancada, Tamar Arimborgo, acaba de mostrar sapiencia mayor que la de un doctor con su proyecto de ley contra la equidad de género. Acaba de descubrir que el “enfoque de género” en la educación peruana causa el sida y el cáncer. Y ello ocurre no solo entre los niños del Perú, sino entre los de todo “el orbe mundial”.La eminente representante añade que esa política educativa ocasiona también “disforia de la identidad sexual, con efectos de alta tasa de suicidio infantil y juvenil, problemas siquiátricos y sicológicos, enfermedades de transmisión sexual”.
El texto de su proyecto lleva además las firmas de Karina Beteta, Ángel Neyra, Betty Ananculí, Gladys Andrade, Nelly Cuadros, Juan Caros Gonzales, César Campos y María Ramos, quienes demuestran que la inteligencia preclara y doctoral es un privilegio con el que nacen los representantes del fujimorismo.El año pasado, todo el “orbe mundial” (palabras de Arimborgo) contempló con envidia a los peruanos cuando los medios difundieron el gran peligro denunciado por Bienvenido Ramírez, prohombre y congresista del fujimorismo: “Existe una enfermedad que se llama síndrome de Alzheimer, que se da en aquellas personas que estudiaron mucho y que leyeron mucho, y uno de ellos son los profesores”.
Leer, que hasta ahora, era considerado un pasatiempo inofensivo, comienza a convertirse en una adicción tan peligrosa y antisocial como el alcoholismo.Solo un país tan ingrato como el nuestro puede alegrarse de que el partido fujimorista, de una semana para otra, se haya convertido en una naranja exprimida. Gracias a esos congresistas, el “orbe mundial” se ha reído con nosotros y de nosotros hasta más no poder.