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OPINIÓN | Víctor López: "La nueva (a)normalidad"

"Ya se demostró en los recientes paros y bloqueos que no están interviniendo plenamente, pues son tildados de agresores, investigados y sancionados".
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14-12-2020

Que dos partidos minoritarios que juntos apenas llegan al 15% tengan el control del Poder Ejecutivo y Legislativo. Que quienes protegieron y defendieron al inepto, corrupto, mentiroso y farsante, sean premiados con el poder pleno. Que quienes se opusieron a su vacancia justificada sean sus herederos. Que, en consecuencia, el presente régimen sea la continuación del anterior. Insólito, que el actual mandatario sea también candidato a la vicepresidencia y que utilice el poder que detenta para colocar a su entorno partidario, incluso postulantes al Congreso, en estratégicos puestos públicos. Que él mismo y sus funcionarios utilicen el color morado en actos públicos. Que siendo su gestión transitoria se comporte como si fuera de largo plazo.

Que quienes junto con los medios mermeleros promovieron las marchas sean colocados en palacio sin asumir ninguna responsabilidad y la quieran endilgar a otros. Que pasen piola como limpios cuando tienen manchas como otros. Incluso con su candidato vinculado a la multinacional brasileña corrupta. Que pretendan desmembrar, disminuir, desaparecer a la Policía Nacional junto con sus aliados caviares y rojos que ya pasaron por allí y que ahora vuelven con fuerza. Que hayan puesto a un ministro con hermanos terroristas y no lo sepan. Sospechoso, que sean blandos con senderistas y emerretistas, y duros con demócratas y republicanos. Mucho más con personajes que admiraron siempre la violencia armada comunista, al punto de pedirles autógrafos.

Que exista un gabinete predominantemente morado y rojo, vinculado a marxistas de todos los tonos; que no tiene nada o muy poco de ancha base. Que, al cabo de un mes, hayan hecho menos de lo esperado en gestión sanitaria, económica y social. Que sigan manteniendo a los medios y periodistas que los auspiciaron y auparon. Que su sesgado comportamiento político morado y rojo no garantice la idoneidad del proceso electoral. Hay indicios evidentes de ausencia de neutralidad. Que debe respetarse a las instituciones fundamentales del país como la Policía Nacional que tiene la principal obligación de luchar contra la delincuencia, el crimen organizado, el narcotráfico y las amenazas terroristas. Culpabilizarla como están haciéndolo es mermar su capacidad de respuesta individual y colectiva que termina afectando la seguridad poblacional. Ya se demostró en los recientes paros y bloqueos que no están interviniendo plenamente, pues son tildados de agresores, investigados y sancionados.

Que en un país donde falta institucionalidad en todo orden de cosas, hay que mantener y mejorar la que existe; no debilitarla y menos disminuirla. Que el país espera menos sectarismo ideológico y político. Menos copamiento de militantes morados y caviares. Más eficiencia y transparencia. Se quiere seguridad y certidumbre. Se trata de garantizar la gobernabilidad democrática por lo menos hasta la próxima conducción. Que dependerá de los electores. Aunque son escasas las opciones que garantizan solvencia política y programática. Así estamos de mal. Faltan políticos genuinos y partidos auténticos.