OPINIÓN | Víctor López García: Partidos, aprismo ¿qué hacer?
Desde hace algún tiempo vengo sosteniendo la importancia y necesidad de poner al partido a tono con los tiempos y acorde con los cambios. HAYA DE LA TORRE solía hacerlo. Para unos era poner al día al partido como correspondía y debía ser. O sea, confrontar las ideas con las nuevas realidades y los avances de la ciencia y la tecnología. Para otros (dogmáticos y obsoletos) era abdicar los principios; como si estos fueran inflexibles. O sea, dejar estáticos los planteamientos como ocurrió con el marxismo congelado y repetitivo de los comunistas criollos. Por eso, también, el pensamiento de VÍCTOR RAÚL se mantuvo vigoroso y vigente porque hizo una lectura lúcida y coherente de los contextos globales y nacionales, desde la propia perspectiva indoamericana y peruana; y no extrajerizante y ajena como hicieron los rojos y caviares.
Más aún en los últimos treinta años desde el derrumbe del "socialismo realmente existente" (1989) que significó realmente una transformación estructural, pues parte del mundo (Europa Oriental) pasó en forma rápida y violenta de una economía planificada a una economía de mercado, de una sociedad cerrada a una sociedad abierta y de una política dictatorial a una política democrática. Al mismo tiempo, y en paralelo, el mundo vivió otros cambios históricos. El Sector Servicios (la "tercera ola" según Alvin Toffler) se convirtió en el componente hegemónico de la economía global; por encima de la industria y la agricultura ("segunda ola y tercera ola"). Y la Ciencia y la Tecnología se fueron digitalizando aceleradamente. De tal modo que estamos ante un progresivo cambio de era, no de época; que exige y obliga a que las naciones, instituciones, organizaciones, grupos e individuos tengan que hacer sus propios procesos de reconversión o actualización.
Mucho más los partidos políticos que debieran ser (aunque lo son cada vez menos) los faros luminosos del pensamiento y la acción para sus militantes, afiliados, simpatizantes y población en general; en tanto que la política debe ser la que guíe los procesos de desarrollo económico, progreso social y modernización política. Y no la economía global, ni los grupos de poder multinacional, ni sus centros de producción de ideas de dominación y opresión. Ni tampoco la ciencia y la tecnología, como viene ocurriendo desde hace tiempo como nunca antes, que es la que está dando las pautas de "comportamiento integral".
De tal modo que la política global y nacional tiene el gran desafío de tomar la iniciativa de ponerse a la vanguardia de las transformaciones estructurales del mundo y del país. No es fácil. Al contrario, es muy difícil. Pero tienen que hacerlo para ser lo que fueron y debieran seguir siendo para continuar vigentes. HACER LA CONCEPCIÓN, EL DISEÑO, EL PLANEAMIENTO Y LA REALIZACIÓN DEL MUNDO Y EL PAÍS QUE SE QUIERE CONSTRUIR PARA VIVIR BIEN. Para ello se requiere de políticos que tengan la información, el conocimiento y la inteligencia para "pensar un mundo mejor" que se "plasme en políticas públicas" eficientes y transparentes.